Dozón estaba cortando leña, y vio caer algo del cielo. Quedó con mucha curiosidad y corrió sin parar durante los cuatro quilómetros que lo separaban del lugar del impacto. Cuando llegó a él, encontró un automóvil. Desconocía que en el interior del vehículo yacían aplastados los cadáveres de Oleiros y Ogrobe.
Chicos que aproximadamente una hora y media antes de impactar contra el suelo, estaban teniendo sexo intenso en los asientos de atrás del coche. Ardían de placer expulsando litros de sudor, que se evaporó hasta crear una nube que fue elevando poco a poco el coche hasta la atmósfera, sin que se diesen cuenta. Después del sexo y de un también cálido post-coito, Oleiros abrió la puerta para regresar al asiento del conductor. Al hacerlo, la nube salió del vehículo y cayeron al vacío.
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