Falso policia
Por Francisco Picazo
Enviado el 13/07/2016, clasificado en Intriga / suspense
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La estaban acosando y no sabía cómo salir airosa de la situación. Acababa de cumplir 16 años y nunca había sentido tanto miedo.
*****
Olga pertenecía a una familia de clase media alta y siempre había estado muy protegida. Aquella tarde, al salir de clase y despedirse de sus amigas, montó en su nueva y flamante bicicleta (regalo de cumpleaños) con la idea de regresar a su casa. Vivía en Tiana, un pequeño pueblo a pocos kilómetros de Barcelona. La gente, en general, era de lo más cívica sin casi problemas de convivencia por lo que pedaleaba tranquila y feliz. Poco sabía que el día se iba a complicar.
*****
Al rato, Olga había decidido caminar para poder curiosear los escaparates de la calle principal al tiempo que empujaba la bicicleta por el manillar.
Aparecieron de repente. Eran dos, jóvenes, delgados y, sobre todo, sucios. Se colocaron uno a cada lado de ella, muy cerca, demasiado cerca para el gusto de Olga que, con cara alarmada, intento zafarse sin lograrlo.
__ Qué bici tan bonita, ¿me dejas probarla? __ dijo el más alto poniendo su mano encima del sillín frenando la caminata.
__ N-no __ respondió sin mirarle __ déjenme pasar por favor __ rogó suplicante al tiempo que tiraba de la bicicleta.
Un transeúnte que se cruzó con ellos sin prestar atención hizo que el tipo liberara la presión sobre el sillín, lo que Olga aprovechó para reanudar la marcha con paso decidido y sin atreverse a parar para montar en la bicicleta.
__ ¿Eh nena, ¿dónde vas? ¿Sabes que eres muy guapa? detente mujer, no tengas miedo __ le gritaron al tiempo que la seguían __ ¿Cómo te llamas?
Resistiendo las ganas de dejar caer la bicicleta y echarse a correr, su mente trabajaba ansiosa buscando una huida. De súbito, a su lado, se abrió la puerta de una cafetería. Entonces, empujando de mala manera a la mujer que salía en aquel momento, entró en el bar al tiempo que mal metía la bicicleta (no iba a dejar que se la robaran) y haciendo caso omiso a la mirada recriminatoria del dueño de la cafetería, sacó rápidamente el teléfono móvil de su bolsillo trasero. Pulsó la tecla de marcado rápido y esperó ansiosa la respuesta.
__ Papá, no hables, escucha. Dos tipos muy raros me están acosando. S-sí, estoy bien, escucha, estoy en la cafetería al lado del casino. Los veo sentados en la acera hablando y riendo, no sé qué hacer. ¿Me puedes venir a buscar?, tu banco está a cinco minutos. __ se estaba serenando __ Vale, te espero. Date prisa por favor.
La cafetería estaba vacía. El dueño, un anciano de edad indeterminada, secaba vasos mientras la miraba de forma indolente. Ni pensar en pedirle ayuda. Mejor esperar.
******
Luis, el padre de Olga, era el director de una agencia bancaria. Una vez colgado el auricular y cogiendo la americana al vuelo salió raudo a la calle.
Tres minutos más tarde estaba delante de la cafetería. Mirando dentro, vio a su hija sentada, sola. Sus ojos rastrearon la calle y los vio en la acera de enfrente.
Estaban fumando la porquería acostumbrada y su aspecto era dejado, vulgar y sucio. Reían y gesticulaban de forma ordinaria.
__ Un clásico __ masculló __ pero esta vez se han equivocado.
Se refugió en un portal próximo y quedó oculto a las miradas. Con el móvil en la mano, pulsó el código que le conectaba con Olga. Esperó.
__ ¿¡Papá!?
__ Sí. Ya te he visto, escucha: Sal a la calle, y dirígete en dirección al banco. Sin miedo, estoy cerca. Deja que te vuelvan a acosar. En cuanto me veas les gritas que te dejen en paz. A partir de ahí, déjame actuar. Sígueme la corriente y en ningún momento des a entender que soy tu padre. Ahora nos reiremos nosotros.
Luis empezó a andar en dirección a la cafetería. Vio cómo su hija salía de la misma empujando por delante la bicicleta iniciando el camino en la dirección indicada. Uno de los tipos dio un codazo al otro señalando con la barbilla en dirección a Olga. Poniéndose en pie de un salto, se acercaron a la chica inmediatamente.
__ Vaya, si está aquí de nuevo. Qué bien.
Volvieron a colocarse a su lado acosándola con sus cuerpos sin apenas dejarla mover y tirando a su cara bocanadas de asqueroso aliento.
__ Queremos dar un paseo con tu bonita bicicleta, ¿nos la dejas?
Cuando tirando bruscamente del sillín hacia atrás hicieron que se detuviera la marcha, Olga vio que su padre se acercaba de frente, directo hacia ellos con paso decidido.
__ ¡¡¡Dejadme en paz!!! __ gritó Olga, en tono fuerte para ser oída.
__ Huy que miedo ¿nos vas a pegar? __ Dijo el más alto__ Vasta ya, suelta la bicicleta muñeca __ De un fuerte tirón se hizo con ella.
__ ¡¡¡Policía!!! ¿Qué pasa aquí? ¿Te están molestando estas mierdas?
Nadie había visto llegar a Luis, hasta su hija se sorprendió al verle.
A los dos tipos se les quedó una cara bobalicona. No sabían que hacer ni qué decir, no se lo esperaban.
__ N-no hacíamos nada, era una broma __ balbuceó el que sostenía la bicicleta al tiempo que la soltaba y caía al suelo.
__ ¡¡¡ Documentación!!! ¡¡¡ Inmediatamente!!!__ sentenció Luis alargando la mano.
__ Es un permiso de trabajo, soy extranjero, me llamo Gruxo. __ dijo uno de ellos mientras alargaba un papel arrugado y manchado hacia Luis.
__ Yo lo he p-perdido __ tartamudeó el otro al tiempo que Luis le observaba con mirada fija y temible.
__ ¿Cómo te llamas? __ pregunto Luis con voz dura dirigiéndose al indocumentado __ ¿dónde vives?
__ Me llamo Edwin y vivo en la calle. Pero oiga, no hemos hecho nada…
__ Veremos. ¿Quieres poner una denuncia? Dijo dirigiéndose hacia su aun asombrada hija.
Olga sacudió los hombros en clara manifestación de no saber qué decir.
__ Está bien, dadle las gracias a…__
__ Olga__ sentenció la chica.
__ Eso, a Olga. Dadle las gracias. Largaros y que no os vuelva a ver por Tiana, la próxima vez os llevo a comisaria. Os lo garantizo.
Los dos giraron a la vez y salieron corriendo en dirección opuesta.
__ Los talones de los pies les dan en la nuca __ dijo Luis riendo y abrazando a su hija__ El susto les durará mucho tiempo. Vamos cariño.
*****
Habían pasado más de tres meses y el incidente ya estaba olvidado.
Luis, después del acostumbrado café de mediodía volvía hacia la agencia bancaria.
A pocos pasos de la entrada oyó el disparo. Fuerte, contundente, seco, sin lugar a dudas era un disparo.
Agachándose por puro reflejo continuó acercándose en máxima alerta, se temía lo peor: Un atraco a mano armada.
Salieron de la agencia corriendo, tropezando entre ellos. Con pistolas en la mano y la cara tapada con un pasamontaña.
El que iba en cabeza tropezó con Luis. Una fracción de segundo, sólo eso. Sin dudar un instante levantó el arma y le disparó a bocajarro.
__ Pero, ¿qué haces Gruxo? __ Espetó horrorizado el más cercano al que había disparado.
__ Es policía, larguémonos cagando leches.
FIN
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