Los olvidados

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Caían cerca de las tres de la tarde en el camposanto y yo,sentado bajo un ciprés repasaba todos los relatos que había recogido esa tarde. No me avergüenza decir,que en medio del silencio terrenal que invadía el lugar,comenzé a sentir cierta morriña que me invitaba a dormir y visitar mis sueños más profundos.

En medio de aquel estado somnoliento,se apareció sentado junto a mi,la figura de una persona mayor.Presentaba rasgos afables y cansados,podía ver en sus ojos transparentes la chispa espiritual del que lleva años y años vagando sin un lugar claro al que ir. Esta alma era centenaria y recorría el cementerio desde hace siglos. Enseguida pude comprobar que en efecto,aquel espíritu era amable y gentil y se hallaba además contento de poder conversar después de tanto tiempo con un ''vivo''. Se presentó con el nombre que muchísimos años atrás le otorgaron sus padres: José.

Y allí,bajo aquel ciprés,me contó ante mi interés muchas curiosidades e historias ocurridas a lo largos de los años en aquel dulce y solitario jardín donde la muerte había construido su reino. Pregunté a José sobre ciertas lápidas desgastadas y abandonadas que se hallaban apartadas. Él,se tomó algunos minutos en los que se halló pensativo,hasta que finalmente me dijo:

- ven,sigueme,quiero mostrarte algo.

Tras estas escuetas palabras,me levanté y nos pusimos en marcha para comenzar aquel inesperado paseo. Caminamos entre las calles del reino de la muerte; en algunas, habia almas que furiosas por su desgraciado destino cargaban contra todo aquel que se acercaba a su lugar de reposo y en otras,las almas se lamentaban entre sollozos buscando desesperadamente algun motivo o explicación sobre cómo y porqué se hallaba allí.

Llegamos finalmente a una calle donde comenzaban a verse por doquier nichos vacíos. Esta calle de algún modo marcaba el inicio de lo que pareciera un tétrico mostrario de lápidas de otras épocas mezcladas con otras cuya antigüedad no sobrepasaba los sesenta años. Mi especial compañero,se paró frente a una de ellas y con voz notablemente más sombría habló:

-¿Quien recuerda ya los que han desaparecido en la tierra? ¡Miralos!,todos un dia gozaron un nombre,todos lloraron,todos se alegraron,todos sonrieron y todos sintieron el dolor de la pérdida que provoca el fallecimiento.Pero ahora ya ves,no son ni siquiera números,no son nada. Ya no hay flores para ellos,¿quien se las iba a llevar? El amor terrenal es cruel y temporal. Yo mismo un dia hace muchísimos años creí que la vida acababa con ese proceso al que llamais muerte,pero ya ves cuán equivocado estaba. Muchos se quedaron esperando ver a sus familias ir a visitar su cuerpo putrefacto,pero...¿quien iria a visitar precisamente eso...que ''santo varón'' perdería su ocupadisimo tiempo en visitar a cuerpos descompuestos?. Solo dios sabe donde se hallan esas almas olvidadas por quienes alguna vez en vida amó. Reza,reza por esas almas de los olvidados y olvidadas,que ni un lugar de descanso le quedan ya.

Tras escuchar aquello...sentí mil dagas atravesar mi triste corazón y reconocí en aquellas palabras el dolor de quien sufre en sus propias carnes el olvido por tantos y tantos años. Sin decir palabra alguna, aquella alma se desvaneció ante mis ojos... 

Y allí me quedé,sólo y apenado,contemplando aquellas tumbas que sucumbieron al implacable paso de los tiempos mientras a mis espaldas quedaban los nichos reutilizables... cuantos olvidados y olvidadas penan en el frío reino de la muerte...

 


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