Mojado

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Eran las 4 de la madrugada cuando salieron de aquel pub, quizás con alguna copa de mas. Solían juntarse cada 3 o 4 semanas. Siempre la misma excusa; ella se sentía un poco triste, siempre el mismo plan, restaurante chino y copas, siempre el mismo final, su casa. La de él. 

La lluvia los pilló por sorpresa de vuelta a casa, corrieron para resguardarse del aguacero en el primer portal que encontraron. Jadeban , sudaban brandy y el galope de sus corazones hubiera sido el único sonido de la avenida si no fuera por las gotas que azotaban fuertemente las ventanas de los coches colindantes. Se quedaron mirándose el uno al otro, ella se abrazo a él, buscando el calor que faltaba en las noches de aquella época del año; y en aquellos años de su vida. Él le devolvió el abrazo, mas fuerte, retornandole la calidez deseada envuelta en Brummel. Entonces la besó en los labios, en la mejilla, en la oreja… sintiendo el deseo subir de sus entrañas hasta sus brazos que la empotraron violentamente contra el portal , metió la mano bajo la falda granate y le arrancó las medias negras de un tirón. No tardó ni 5 segundos en bajarse los vaqueros mojados e insertarle su miembro erecto en su interior, también mojado. La poseyó durante minutos, embiestiendola contra la puerta. La lluvia seguía a lo suyo, la luna los miraba de reojo; y la mujer jadeba, dejando la huella de su aliento en el cristal del portal, que vibraba en cada choque y se estremecia en cada aullido de ella, tambien mojada; por las lagrimas que resbalaban entre sus patas de gallo, gotas recordando su infancia, envuelta en vestidos de princesas de pelis que alimentaron sus sueños con ilusiones ahora ocultas, tan ocultas como aquella niña embutida que maduró a golpes en cada episodio desamoroso, viendo cada vez mas claro oscurecer la capa azul del príncipe que nunca halló y que cada vez mas difícil veía encontrar.

Y asi pasaron los frios minutos hasta que su pene, mojado, eyaculó sobre el interior de una mujer que apenas conocía él, sintiendo desgarrar su alma; mojada, de la lluvia que ahogaba su vida desde que el amor lo abandono, dando paso al desamparo, una vida de vaivenes sin rumbo, de idas y venidas, de mujeres de consumo, de camas compartidas ,de fundirse en un solo ser, en un ser sin sentido, de vivir de noche y quedar al alba en el olvido. 

Y asi acabaron aquella vez, como tantas otras, reviviéndose un poco el uno al otro, para acabar muriendo juntos.


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