Él era un joven distinto a su tiempo, una mezcla entre modernidad y bohemia resaltada con pizcas de idiotez y libertad. Salía a romper los suelos y gastar las botellas de los antros más recónditos de la ciudad, riendo junto a salvajes humanos tatuados y locos, violentos. Razonar no era su fuerte, la espontaneidad quemaba su alma y gastaba su honra, pero la buena voluntad siempre encabezaba sus más valientes decisiones. Ni alto ni fuerte, no temía los horrores de la oscuridad ni las maravillas del día, pues la seguridad llenaba su cráneo y le empujaba a la acción más burlesca jamás vista en los paraísos terrenales. Ardía por dinero evitando la fama, acercando a las mujeres y buscando compañeros de vida, sin compromisos con el mundo, involucrado con los márgenes más extremos de la sociedad. Él tan sólo era un joven loco, libre, feliz y ansioso por vivir. Pero él era especial.
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