El nuevo en la oficina y yo (1)

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Cuando lo vi no le di importancia ni siquiera me di cuenta de su presencia, al día siguiente al llegar a la oficina debía darle la inducción de bienvenida a la empresa ya que soy la encargada de este tema, al presentarme con el vi en sus ojos se iluminaron con un brillo nervioso y a la ves pícaro, en cambio yo no sentí nada mas que deseo…pero de que se acabara esta reunión pues tenía muchas cosas que hacer y siéndoles sincera en este momento de mi vida no me interesa tener rollos en mi cabeza; al pasar los minutos y al explicarle cuales eran las actividades que realizábamos en la organización y el siendo tan participativo empezó a intrigarme y cuando me miraba directamente a los ojos, no sé por qué el corazón me latía muy rápido y un calor agradable crecía en mi vientre, Carlos como se llama, es de mediana estatura, cabello negro, ojos del mismo color y una voz que me estaba hipnotizando. Era evidente que coqueteaba conmigo y aunque yo no entraba en su juego, saber que con su actitud me demostraba que me deseaba fue el detonante para que mi cuerpo despertara y quisiera ser tocado de mil maneras. Al terminar quise esconder estas sensaciones pero al pasar junto a él saltaron chispas, al mirarlo me imagine su carnosa boca encima de mi piel saboreando cada centímetro, al hablarme me dijo:

-Gracias por todo y por contestar todas mis preguntas, se que muchas veces puedo ser muy curioso y pues si tengo mas dudas nuestros puestos quedan muy cerca por lo que vi.

 Yo solo atine a sonreír y despedirme por el momento con un movimiento de cabeza. Pero sin saber por qué seguía pensando en él y en las ganas que tenia de que sus manos me acariciaran; pasaba el día y mientras cada uno hacia sus labores nuestras miradas se encontraban, muchas veces permitiendo que mi deseo se acrecentara, a la hora del almuerzo la cafetería estaba sola y con las compañeras que regularmente almuerzo estaban en una reunión de área, así que cuando me disponía a sentarme sola apareció por la puerta Carlos, al verme su mirada se volvió alegre y no dudo en acompañarme, nos sentamos y empezamos hablar temas triviales, al preguntarme si tenía novio respondí de manera negativa sintiéndome incomoda, el sin importar donde estábamos empezó a acariciarme la cara  diciendo

-No importa linda, muchos hombres no valoran lo que tienen… pero yo no soy uno de ellos.

Al decir estas palabras su mano comenzó a bajar lentamente por mi cuello, erizando mi piel, su mano seguía un camino muy dulce al bajar más, rozo mi seno izquierdo, al mirarme supo que tenía mi consentimiento y así empezó a realizar círculos pellizcando despacio mi pezón y no puedo mentir con esto hizo que mi vagina se estremeciera y se empezara a mojar, cada vez era mas excitante y no pude evitar gemir y sentir, al verme así en un susurro Carlos me decía

 –Me tienes a mil mujer escucharte gemir hace que mi pene ya este en pie.

Sus palabras me calentaban mas y ya no pensaba solo sentía. Hoy yo llevaba una camisa blanca un poco suelta y una falda forma lápiz, la cual si yo abría un poco las piernas daba un muy buen acceso a mi intimidad y sabiendo esto deje que su mano acariciara mi pierna en el muslo interno, al abrirme supo lo que quería y con sus dedos retiro la tela de mis bragas y toco mi clítoris realizando círculos que hacían que me moviera a la par con él y cerrando los ojos con fuerza    

 –Estas tan mojada que mi pene lo recibirías sin esfuerzo, te penetraría tan lento que dudarías si alguna vez no estuve dentro de ti

Y diciendo esto su dedo me penetro, casi grito y mi gemido tuve que callarlo mordiéndome el labio, su dedo entraba y salía entraba y salía y de vez en cuando se movía en círculos, su otra mano tocaba mis senos pellizcando mis pezones, ahora en mi interior estaban dos dedos que seguían entrando y saliendo así como pequeños jadeos y mi labio ya no podía aguantar mas presión de mis dientes, eso me estaba volviendo loca, ya no sabía ni donde estaba solo quería alcanzar el orgasmo y ser penetrada por el

 –Linda déjate venir quiero verte perder el control que no te importe donde estas solo siéntelo, toca como estoy de empalmado solo por ti.

Y llevo mi mano a su entrepierna haciendo que lo tocara por encima del  pantalón y por lo que sentía su pene era grande no tan grueso y vibraba con los movimientos de mi mano, el ritmo de sus dedos acelero, mi vagina se contraía y el orgasmo llego, fue electricidad que comenzó desde mi espina dorsal y subió hasta mi cabeza haciendo que mis piernas se tensionaran y mi cuerpo volara hasta el techo, no sé si fue mi imaginación pero escuche a Carlos gemir y ese fue el fin de este huracán en mi. Al abrir los ojos un poco de miedo se apodero de mi y mire a mi alrededor, la cafetería seguía sola, al volverme a concentrar en el hombre que acababa de llevarme a un nivel de éxtasis que hacía mucho no sentía

 – linda eres un sueño, con solo verte también me vine.

Yo abrí los ojos como platos pues no lo podía creer, llevo mi mano a su pene dentro de su bóxer y pude sentir la humedad del mismo. Terminamos de almorzar en silencio y me di cuenta que no nos habíamos dado un beso esto me causo mucha gracia pues casi siempre todo empiezan con un beso, pues no me aguante y junte mis labios con los suyos, al principio fue un beso tierno pero al pasar se convirtió en algo apasionado donde nuestras lenguas jugaban una guerra de poder que hizo que mi deseo volviera a crecer y creo que a él también le paso lo mismo. Me levante de la mesa y me dijo

 – te escribo más tarde lindura; guiñándome el ojo.

Toda la tarde pensé en lo que paso, imaginándome que estábamos desnudos haciendo más cosas que nos prendieran. Al terminar la jornada Carlos me escribió

*no dejo de pensar en lo que paso, hacia mucho no tenía tantas ganas de estar con una mujer, por favor no me digas que no, vámonos algún lado, juro que te hare gozar y delirar de placer.

 

Continuará…


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