Calentura con publico observando

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Lunes por la mañana, apenas llegando a trabajar con una mañana bastante fría, más fría todavía porque mi esposa está de vacaciones en nuestro pueblo natal. La calefacción del auto solo empaña los vidrios y no consiguen que el temblor de mis labios desparezca. Pero de pronto un evento me daría un rasguño hirviente de calor desbordado.

“Hola guapo, así que ya estás solo en casa… por fin me daré el gusto de tenerte para mí. Hoy te haré sentir tan bien que querrás que ella este de vacaciones más tiempo.”

Llegue hasta el estacionamiento, conteste el mensaje, diciendo que sus palabras sonaban muy lindas pero que hasta no verla en persona no creería nada de eso, ella me contesto muy segura de sí, que ella cumplía siempre con su palabra.

“Amor, llevo esperando que tu esposa te deje libre tanto tiempo que no desaprovechare ningún momento. Al rato lo veras.”

Luciana es una mujer extremadamente elegante, es clienta VIP de mi empresa, la conocí cuando acudió a mi oficina por una aclaración en su facturación personal. Desde el primer momento nos conectamos pero por el respeto profesional no insinuamos nada, pero posterior a eso me marcaba  con el pretexto de cualquier factura para terminar hablando de cosas más personales.

Como ambos somos casados, nos escribimos por skype, en la computadora de nuestros respectivos trabajos y solamente de ahí nos comunicamos. Llevábamos casi cuatro meses charlando por internet y nuestras charlas siempre eran sexuales, desde hacernos el amor con palabras hasta enviarnos fotos de nuestros cuerpos desnudos.

Mi día transcurría normal salvo por las imágenes extremadamente calientes que ella me envió, durante todo el día estuve a punto de irme a tocar al baño por lo mal que me dejaron sus fotos de ella desnuda abriendo su sexo y metiéndose unas bolas tailandesas en el ano.

Ella tiene 32 años con un cuerpo esculpido por el fitness que me recuerda mucho a la figura de Galilea Montijo, con un marido que viaja mucho por negocios y con un calor impresionante cuando charlamos a escondidas.

Termino mi turno y acudí al estacionamiento para empleados, cuando en la puerta del copiloto estaba ella, no podía creer que en verdad estuviera cumpliendo con lo hablado tantas veces.

Unos tacones altos y unas pronunciadas piernas me llamaron poderosamente la atención seguido de un vestido muy corto color arena de Gucci. Un escote descarado, un maquillaje fuerte y un olor a esa fragancia de Calvin Klein que me atrajo a su cuello.

- Hola amor, ¿listo para entregarte a mí como en tantas ocasiones nos hicimos venir con esas charlas?

Me tomo de la nuca y me obligo a besarla en la boca, yo tenía miedo a que alguna de mis colegas me viera con una mujer diferente a mi esposa, pero su perfume me embriago y me deje llevar. Abrí la puerta pero ella cerro enseguida, tomo mi mano y me llevo caminando unos cuantos metros.

- Iremos en mi carro amor, pero tú manejas.

Un Mercedes Benz clase E blanco del año, estaba soñando cuando ella apretó el botón de su alarma, fingí no impresionarme con tan bello y caro ejemplar pero por dentro, moría de nervios por ser mi primera vez conduciendo un mercedes.

Ya manejando, Luciana se subió el vestido y me mostraba su vagina haciendo a un lado su tanga. Sus manos me estaban recorriendo el pecho  por encima de mi camisa y bajaban hasta mi entrepierna, mis ojos estaban fijos en el camino pero mi pene apuntaba hacia arriba y ella sin decoro lo saco de mi pantalón masturbándolo muy suave pero a la vez muy rápido.

- No se puede comparar jamás una foto a la realidad amor.

- ¿Te gusta mi verga amor?

- Me encanta… ya tenía tiempo que no tomaba una de estas en mis manos, mi marido es muy lindo y lo amo pero un pésimo amante, mi sexo necesita más que 12 cm de carne para estar plena.

- Pues esta tiene dueña pero por estos días está desocupada, así que ocúpala a tu antojo.

No esperó a que terminara de hablar, su boca estaba cubriendo mi miembro hinchado y caliente, mi adrenalina subía porque el periférico estaba muy lleno de tráfico y por momentos algunos conductores miraban lo que pasaba, pero a Luciana no le importaba nada y me masturbaba y me succionaba como si no hubiera nadie alrededor.

Un semáforo en rojo me obligo a detenerme pero a ella le ínsito a desabrochar completamente mi cinturón y mi pantalón chupándome como una actriz porno, mire hacia la izquierda y un pesero se me emparejo en la línea peatonal. Conté cinco pasajeros que miraban desde su ventana lo que ella me estaba haciendo y de estos, tres eran mujeres, las cuales solo una miro con repudio lo que estaba a su lado, las otras, solo miraban y se mordían los labios, los caballeros que me miraron, simplemente reaccionaron normal, pero les intrigaba saber la cara de la caliente acompañante.

- Luciana por favor para, nos están viendo.

Ella solo alzo la cara mirando a sus espectadores y con la cabeza de mi pene se golpeo la lengua con la boca abierta de la manera más sínica posible. Y sonrió lujuriosa a su público.

- Me encanta que me vean amor, me excita sentir la mirada de extraños observando cómo me vuelvo puta.

El semáforo accedió y acelere a fondo dejando atrás el camión, gire y entre al paseo del pedregal donde ella me indico. Estacione el carro en una elegante zona residencial, entramos a un edificio de departamentos hermosos y subimos hasta la azotea.

- Pensé que entraríamos a tu departamento.

- Aun sigo caliente amor por lo del camión. Quiero que vean como me coges aquí amor.

Su propuesta me dio cierto temor pero a la vez me calentó mucho, el edificio era de solo tres pisos y alrededor teníamos edificios más altos, de cualquier ventana se podía ver nuestro número.

Se alzo el vestido de atrás y se bajo una tanga delgada de victoria y dejo su enorme culo al descubierto, saque mi pene y lo ensalive. En unos segundos estaba bombeando el sexo completamente jugoso de Luciana que no tardo en sentir su primer orgasmo.

Alzamos la mirada y notamos que en unas ventanas había siluetas mirándonos en el edificio de nuestro costado, ella se dio la vuelta y se incó a darme sexo oral, me succionaba tan rico que por un instante sentí mi orgasmo venir. La aparte y nuevamente la penetre hasta hacerla venir otra vez, en cuanto ella termino le dije que quería terminar y nuevamente se hincó a chupármela. Mi semen fue tragado por Luciana y mi cuerpo hormigueaba de frenesí y adrenalina por hacerlo en público.

- Ay amor, lo disfrute muchísimo. Ven, vamos a bañarnos y te llevare a cenar como premio.

Así lo hicimos y fuimos al Bellini, que está sobre el WTC no sin antes tener sexo en la regadera.

- en estos días quiero hacerlo siempre en público contigo.

Me lo dijo cuando me ofrecía una cajita con un reloj Mido negro, sonreí y la bese sabiendo que estas vacaciones serian geniales.

- Me encantara ponerte caliente y hacerte venir en medio de la gente.

 

 


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