Dos hombres y una vida
Por Charles Ginsberg
Enviado el 19/07/2016, clasificado en Varios / otros
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Nos deslizábamos por las carreteras del país como pájaros volando en las alturas, empujados por el viento. Sin preocupaciones ni problemas, sin pensamiento ni reflexión alguna. Sólo existía el mundo. El ansia por vivir, por conocer aquellos lugares más famosos y aquellos más incógnitos, por descubrir la magia que dominaba a las personas, el sentimiento de libertad. Eso era lo que nos llenaba de la energía necesaria para subir al coche y continuar bailando sobre el asfalto, desde la madrugada hasta la puesta del Sol, y más. Porque qué sentido había en el hogar sino el de esperar a la muerte sentado en el sofá del ordenado salón. Y justo eso era lo último que soñábamos, la muerte. Todavía quedaba mucho por disfrutar y sentir aquí abajo. Demasiadas frases y conversaciones incompletas que rellenar. Cientos de cervezas que conquistar batallando codo con codo con los amigos de una noche. Miles de historias por contar y mil más por escuchar. Decenas de mujeres por conocer y sentir en las rápidas noches de los garitos de jazz. Una vida casi entera por completar. Por eso volvimos al coche y dejamos que él sólo nos condujera hasta el siguiente pub irlandés. Deslizándonos, como siempre, porque esa era la única forma de escapar de aquel infierno.
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