Miserable protección

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Como a Jonás se me tragó una ballena de pelo castaño y no muy alta, allí anduve mucho tiempo entre sus protectoras costillas, sintiendo que nunca estaría preparado para salir, mi piel se volvía cada vez más pálida y solo conseguía dialogar con migo mismo. Quizás la mejor manera de darte cuenta de que eres capaz de hacer algo es sentir primero que no puedes. Abandonaré estas entrañas en la más inmediata y próxima expiración, y una vez fuera, si fallo cosa muy probable, sentiré el sol, el viento, hablaré y romanaré en el mundo de los vivos.


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