Un acostón con la niñita caliente
Por DavidDeSiempre
Enviado el 01/08/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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Es julio y las vacaciones de verano están en la mitad de su transcurso, estoy solo en casa y la verdad extraño a mi hijo y esposa los cuales, se fueron a nuestra casa en mi pueblo natal para visitar a su familia y mía. Es jueves y hasta mañana iré a verlos, pero cuatro días de no hacerle el amor a mi esposa ya me tiene muy frenético, intenté distraerme mirando series de comedia y videos musicales o haciendo las labores de limpieza del departamento.
Kenia es la hija de mi casero, tiene 20 años pero el cuerpo de una mujer de treinta, sus caderas exageradamente grandes con un trasero enorme pero sin ser grotesco. Con una cinturita pequeña y busto de poco tamaño se ve increíble cuando se pone vestido o se viste entallada. Yo sé que es de esas chicas que son muy calientes pero por obvias razones jamás le he propuesto nada.
Mi esposa sabe que yo le gusto a Kenia, sabe que también ella es atractiva y entiende que aunque trate de disimular, yo la observo cuando luce sus piernonas güeras junto con su gran trasero que en tamaño se parece al de ella pero, su juventud y calentura son un motivo de desconfiar, sin embargo trato de no verla más que como a una niña con respeto. Aunque siempre eh querido poseerla con violencia hasta desahogar mi fuerza sobre sus caderonas.
En una ocasión vi que Kenia estaba en el pasillo frente a mi puerta, y vi que daba vueltas mirando entre los espacios que dejan las cortinas, entonces supe que algo tramaba.
Pensé en una muy morbosa fantasía, quite el programa que miraba en la computadora y puse un video pornográfico conectando la pantalla de la sala, el saberme observado me excito y mi pene en solo unos segundos se puso duro, el video comenzó y note que a mi costado derecho una silueta se detuvo saque mi miembro y comencé a masajearlo, el video llego a su parte más emocionante y de reojo mire que Kenia estaba mirándome sin hacer ningún movimiento.
Mi pene estaba en su máximo esplendor, y yo lo dejaba a mirar para que ella se diera su taco de ojo, escuche un ruido frente a mi puerta, escondí mi erección y acudí a mi puerta, abrí y Salí de medio cuerpo a ver que había en frente, era la vecina de hasta arriba que pasaba con sus hijas.
- Buenas tardes vecino.
- Hola vecina buenas tardes,
- Así que andas solito en casa… no te preocupes que un día de estos me doy una vueltita para hacerte compañía. – Me susurro alejándose un poco de sus hijas, ya que ella y yo ya habíamos tenido sexo previamente; se aventó a darme tan fuerte proposición.
Me dijo adiós y se fue, en eso en donde mi pared hace esquina salió la figura de Kenia, camino hacia mi puerta y me miro con los ojos encendidos.
- Hola… ¿como esta?
- ¿Como estas Kenny? ¿Qué andas haciendo por acá abajo?
- Nada, andaba fumándome un cigarro nada mas ¿y usted?
- Acá en la casa limpiando.
- ¿Limpiando? Pues por lo que vi no estaba limpiando.
- ¿Qué viste?
Se sonrió y su color se le vino encima, mirándome apenada solo se recogía el pelo como peinándose con los dedos.
- Yo nada más digo… usted solo, tocándose y yo, tocándome a solas también, que desperdicio.
- Si verdad… pues espera a que nadie pase y te metes rápido acá, pero quiero que guardes mucha discreción.
- Claro, encantada.
Deje la puerta entre abierta y me metí a arreglar los sillones, en cuestión de un minuto ella entro corriendo y parándose atrás de la puerta.
- Ven… nadie te vio corazón.
Mi pantalón ya estaba desabrochado y un poco abajo, mi pene estaba erecto e hinchado con las venas marcadas totalmente afuera, ella solo me dio un pequeño beso en la boca y lo tomo en sus manos, la tome de la cabeza y la obligue a hincarse. Seguido de eso ella esta de rodillas metiéndose mi glande en la boca y hundiéndolo hasta su garganta.
Sus movimientos eran un tanto torpes pero su entusiasmo me estaba gustando mucho, lo escupía, lo masturbaba, y lo volvía a chupar. Hasta que me miro y supe que era momento de hacer más grande el evento.
La pare y la puse de espaldas, recargándose en el sillón, subí su blusa y desabroche su sostén rosita, baje su pantalón y quedo al descubierto su gran trasero de piel blanca muy excitante, le bese la espalda mientras apretaba sus pequeños senos, mordía su nuca y bajaba con la lengua por su columna hasta terminar en su coxis, ya en su cadera, la hinque en el sillón y sus manos estaban recargadas en el respaldo.
Abrí sus nalgas y sus orificios estaba muy escondidos entre lo grande de sus nalgas, sin reparo la incline y comencé a chupar su vagina que ya estaba mojadísima, pasaba mi lengua desde su clítoris hasta su ano y ella apretaba sus pompis como por reflejo.
Me desnude en cuestión de segundos y estaba detrás de ella con mi arma lista para atacar, chupe una vez más su sexo y me enderece besando otra vez su espalda y con las manos abriendo sus nalgas y tallando mi miembro rozando sus dos esfínteres.
Un último resbalón y finalmente mi pene se abrió paso en su vagina muy estrecha, haciendo que la niña se inclinara mordiendo el respaldo del sillón. Entre completamente y su calor me envolvió junto con una humedad descomunal, me moví lentamente metiéndolo y sacándolo suave, pero a medida que avanzaba el tiempo, arremetía con más velocidad y fuerza el bombeo.
Su cara reflejaba un excitante dolor y sus uñas se aferraban a la tela del sillón, gemía como loca estremeciéndose de placer, sus gemidos aumentaron y tome su blusa, poniéndosela en la boca amordazándola, la recosté boca abajo y la penetraba con fuerza entrando hasta el fondo de su ser, solo se escuchaban los gritos ahogados por la prenda, continúe y sentí como su orgasmo me cubría desde el fondo de su sexo, me moví más rápido y ella se retorcía, bramando como poseída mordiendo con más fuerza su blusa.
Verla me excitaba tanto que ya quería venirme, así que me tranquilice, deje que se repusiera y le di la vuelta, la abrí completamente de piernas y la penetre de frente a mí, nuevamente lo metía y lo sacaba y ella por momentos alzaba la cara para ver como la penetraba.
Mis movimientos eran muy rápidos y mi sudor caía en su estomago y sus pechos juntándose con su sudor, me moví lo más rápido que pude, haciendo que ella llegara al éxtasis. Y nuevamente se chorreo inundando su sexo y eso me hizo estallar como bestia sobre su pancita, mi semen se rego en su abdomen y sus pechos.
Terminamos cansados y sudados mirándonos con los ojos grandes respirando muy fuerte, ya nos íbamos a empezar a vestir cuando en mi celular apareció…
“vecino, ya dormí a mis niñas, espérame… bajo en cinco minutos”
- ¿Tienes prisa de irte Kenny?...
- No ¿Por?
- Tengo algo que proponerte... veras que te va a gustar.
Continuara...
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