Denunciar relato
Llego a casa y respiro de ella. Me siento en el único sillón que me acoge; sigo respirando aquello que de mí hay en el salón. Un cigarro sigue el juego de mis dedos acosado por un mechero que no quiero encender mientras imagino el humo salir. Más respiro y saboreo el sabor de las caladas. Arde el mechero, aspiro el humo al encender el cigarro y dejo de respirar de mí. El humo toma la forma de lo que mi pecho alberga y puedo ver en él la vida que de mí sale y se va.
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