Tú la llevas

Los niños jugaban en el cementerio entre las tumbas y los nichos como si de un lugar de recreo se tratara. No tardaron en darse cuenta de que Juan no aparecía y el miedo se adueñó de la imaginación. Lo llamaron a voces y se agruparon juntando las espaldas esperando a que Juan respondiera. Sólo hubo silencio. Fue Pablo quien al mirar al lado vio que Juan estaba entre ellos y sonreía fríamente con la mirada fija en él. Su cara de asombro hizo que los demás vieran a Juan. Corrieron despavoridos menos Pablo. Se quedaron solos. Entonces Juan se sentó sobre una tumba y se apoyó sobre la lápida. "Aquí descansa Juan Lino Cano. Murió a los 8 años de edad..." Entonces Juan se levantó y se acercó lentamente a Pablo. No podía moverse. Juan lo abrazó y juntó su frío rostro al de su amigo. Desapareció, nadie más supo de él. Cuando interrogaron a Juan dijo que jugaba esa tarde con sus amigos y que lo último que le dijo a Pablo fue "tú la llevas" No pudieron sacar conclusiones, únicamente lo supo al cabo de unos años un niño llamado Miguel, que jugando con sus amigos en el cementerio, fue alcanzado por Pablo y le mostró una lápida que tenía su nombre. "Tú la llevas" le dijo mientras le rodeaba con sus fríos brazos.