ME HAN DEJADO

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Probablemente sea una de las situaciones más comunes del mundo. Ocurre todos los días, personas que se enamoran, y personas que dejan a otra o al contrario. Pero ahí está la gran diferencia, porque por mucho que nos cueste dejar a alguien siempre será más fácil que estar en el otro lado, el lado del perdedor, el que se queda con el dolor, con ese vacío que no te deja respirar y con el corazón sangrante. 

Es lo mismo que te larguen un disfrazado "te quiero pero creo que nos llevaremos mejor como amigos" o un simple pero mazazo al fin y al cabo "ya no estoy enamorad@ de ti". ¡Cómo duele escuchar eso de los labios de esa persona por la que te mueres de amor! En ese momento somos capaces de cometer o decir  las mayores estupideces del mundo, llegar a humillarnos incluso suplicando que por favor no nos dejen y, sin embargo, no nos damos cuenta de la realidad de esas palabras. ¿Acaso no es lo mismo que decir sigue conmigo aunque ya no me ames? o decir me conformo con las migajas que puedas darme. Es horrible.

Amar a alguien es uno de los sentimientos más valientes que hay, uno de los sentimientos más desnudos y expuestos también. Le has dado todo, te has abierto en canal a esa persona y eres totalmente vulnerable a ella porque, al entregarles nuestro amor y confianza, también les damos el poder de hacernos daño, a veces sin querer y otras deliberadamente. 

Lo peor viene cuando te han dejado por otra persona, que bajo mi punto de vista, son la mayoría de los casos. Son inevitables las comparaciones y la autoinculpación. Creo que durante esta fase es cuando más daño nos hacemos a nosotros mismos y seguimos sin darnos cuenta, queriendo hacernos los encontradizos con él o con ella, albergando alguna efímera esperanza en nuestros corazones maltrechos de que si nos volvemos a ver a lo mejor despierta lo que una vez hubo entre nosotros. 

Cuando te dejan y tú realmente estabas absolutamente enamorad@ de esa persona, tardas mucho tiempo en asumir la realidad: o bien nos han dejado de amar simplemente, o bien alguien más llegó a sus vidas para llenar lo que nosotros ya no somos capaces. Y aunque tendemos a culparlos ¿qué pueden hacer si se han enamorado de otra/o? ¿Acaso podemos mandar en el corazón? 

Y echamos de menos sus besos, sus abrazos, las palabras de cariño, todos los momentos que hemos pasado con esa persona se pasean burlones por nuestra mente. Anhelamos su olor, sus gestos, su mirada juguetona o la mirada de amante, en definitiva su presencia en nuestras vidas. 

Y llega el día en que la tristeza va aminorando y encontramos las fuerzas para abrirnos a otras personas y lograr que nuestros corazones ya no se aceleren por él o por ella del mismo modo que al principio cuando nos dejaron. 

Llega un día en el que somos capaces de volver a sentir y ser feliz. 


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