LA LLAMADA DEL GRUÑON
Por briskel
Enviado el 09/08/2016, clasificado en Intriga / suspense
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Cuando por fin me decidí a llamar, un señor gruñón contestó la llamada. Mi reacción fue inmediata y colgué el teléfono, con una sensación realmente extraña. Esperando escuchar la candorosa voz de Alicia al otro lado de la línea, mi sorpresa fue supina cuando aquella voz gruesa y cavernosa entró en mi cerebro a martillazo limpio.
No contento con el hecho ocurrido, voy a llamar de nuevo. Seguro que me he equivocado. ¡Claro! ¡Seguro que es eso! Al fin y al cabo, ¿quién no se ha confundido, alguna vez, en uno o dos dígitos? Marco de nuevo, esta vez con más cuidado. Tengo el número aquí apuntado. ¡Venga! ¡Vamos allá! Un tono, dos tonos. Lo cogerá en seguida. Al fin, el descuelgue.
- No te has equivocado. Marcaste correctamente, la primera vez, el número. Lamentablemente, mi voz gruñona se debía a que me has pillado en un momento de relax profundo, en brazos de Morfeo. Ahora que ya me he despejado, tengo que comunicarte que Alicia no puede ni podrá contestar más llamadas de teléfono – un pequeño silencio se hace patente – En realidad, Alicia ya no podrá hacer nada nunca más.
- ¿Quién es usted? ¿Qué es lo que le ha hecho?
- No he sido yo, amigo mío. Has sido tú.
- ¿Cómo dice?
Se produce un eterno silencio. Siento como una bola, en mi interior, sube desde mi estómago y atenaza mi garganta. ¡Me ahoga! ¡Me oprime! ¡Diga algo, joder!
- Me temo que así es. Tu mente lleva pensando en esa situación mucho tiempo. Desde que Alicia te abandonó. Llevas semanas deseando, en tu subconsciente, verla muerta.
- ¡Eso no es cierto! ¡Yo la quiero! ¡Alicia está bien! ¡Seguro que está bien!
- No. Lo siento mucho.
- ¡Cerdo! ¡Mal nacido!
- Y encima, tus ganas de recuperarla en vida han llegado tarde. Que le vamos a hacer. De todas maneras, no me preocuparía demasiado.
¡No puedo hablar! ¡Respiro agitado! ¡La tensión se me está poniendo por las nubes! ¡Joder! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Tengo que romper a llorar! ¡No puedo aguantar por más tiempo! ¡Pero tengo que enfrentarme a este maníaco! ¡Tengo que acabar con él!
- ¡Escúcheme, maldito cerdo! ¡Usted va a pagar por esto! ¡Va a pagar por lo que le haya hecho a Alicia!
- ¿De veras lo crees? – y riendo el miserable – No, amigo. No va a ser así.
- ¡Voy a colgar el teléfono y llamaré a la policía para que lo encierren y pase en la cárcel el resto de su vida!
- No te has enterado aún. Cuando cuelgues ese teléfono, alguien estará, justo detrás de ti, para que acompañes a tu adorada Alicia. Puede que sea yo o puede que no.
¡No puedo articular palabra alguna! ¡Estoy aterrado! ¡Ya he olvidado mi ira y mi ánimo de venganza! ¡Sólo estoy pendiente de mi espalda! ¡De lo que o quien pueda haber ahí, si es que es cierto lo que me ha dicho este bastardo! ¡Sólo hay una manera de averiguarlo! ¡Ya no puedo hacer nada por Alicia, pero si puedo hacer algo por mí! ¡Intentar salvar el pellejo, como he hecho siempre! ¡Voy a colgar! ¡Lentamente! ¡Así podré planear, poco a poco, que movimiento voy a hacer! ¡Ya casi está! ¡Contaré hasta tres y me daré la vuelta de un tirón! ¡Uno! ¡Dos! ……
¡Joder! ¡Joder! ¡Que pesadilla tan horrible! ¡Estoy empapado en sudor! ¡Mira mi pijama! ¡Está totalmente humedecido! ¡Lo tengo adherido a la piel y casi no puedo despegarlo de la misma! ¡Pero que terrible sueño! ¡Ha sido tan real que, ahora ya despierto, creo que ha sucedido!
No. Ya estoy más calmado. Ahí está Alicia. A mi lado. Como siempre. Tumbada junto a mí, en la cama, y durmiendo plácidamente ¡Que guapa está! Y pensar que estuvimos a punto de romper lo nuestro. Menos mal que la convencí para que se quedara a mi lado. ¿Qué dices, cariño? ¡Claro! ¡No puedes hablar! Espera que te afloje el nudo de la corbata de tu cuello. ¡Ahora mejor! ¿No? ¿Sigues sin hablar? Entonces te dejo que duermas, cielo. Espera que te cierro los ojos, que veo que tú no puedes. No te preocupes. Vamos a tener toda la vida por delante para compartir momentos como este.
¡Buenas noches, gruñona!
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