La batida del jabalí
Por Victoriano Sanchez
Enviado el 15/08/2016, clasificado en Varios / otros
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Por la falta de lluvia en el otoño, las cosechas se vieron perjudicadas. Coincidiendo con los partos de los jabalíes, que se producia a principios del invierno. La *camada de cerdos salvajes podia llegar a ser de hasta cuatro crías, dependiendo de la edad y peso de la madre. El tiempo iba pasando y los pequeños *jabatos, que ya presentaban las rayas longitudinales en el lomo comenzaban a realizar sus primeros escarceos, protegidos por la abundante vegetación. Pero, debido a la falta de alimento se vieron obligadas a bajar a las postrimerias del pueblo, produciendo destrozos en las cosechas. Ese año, por la excasez de depredadores; los venados o el aguila mermados por la caza furtiva, propició que proliferaran los gorrinos en exceso. Entonces, en el ayuntamiento se planteó la necesidad de realizar una batida.
A primera hora de la madrugada, se adelantaron unos primeros hombres con una triada de perros, para determinar la zona donde se encontraban los jabalíes. En la casa consitorial, a las nueve se reunieron los voluntarios que habían sido llamados para organizar la batida. Sobre una pizarra el alcalde marcaron los cinco puestos o apostaderos para disparar. En total se presentaron a la convocatoria unos dieciséis vecinos que se habían organizado en el monte en cinco zonas estrategicas para la batida del jabalí. El secretario municipal realizó el sorteo entre los participantes para asignar las parejas que iban a formar los diferentes apostaderos.
Francisco, era uno de los componentes del equipo adelantado para localizar a los gorrinos. El perro, atado con una cuerda indicó un rastro de entre los yerbajos secos.
El cazador indico:
- !Esta claro que han pasado por aquí¡
Francisco, desde que muy pequeño echo a andar al monte, asombró a todos los vecinos por lenguaje intimo que tenia con su can, y por la manera de interpretar el rastro de los animales.
Más adelante, el animal marcó un recoveco acotado por una maraña de matorrales y un alcornoque frondoso. Francisco observó varias huellas frescas en una charca de varios ejemplares. Habían estado los gorrinos hacia poco bañándose en la ciénaga, porque las pisadas estaban frescas. Los jabalíes vivian en clanes de ocho a doce miembros entre machos, hembras y sus crías. De hábitos nocturno, suelen salir por la noche a comer, bajan a beber al arroyo y por el día yacen *encamados en guaridas bien protegidas por la vegetación. Una huella inequívoca del merodeo de estos animales, son los orificios en los senderos *hozados que realizan al hocicar sobre la tierra esponjosa. Buscan raíces tiernas y pequeños animales; lombrices, ratones que viven en el subsuelo, al hocicar en zonas de umbría que poseen cierta humedad.
Estuvo preparado la escopeta la noche anterior, limpió el cañón con la baqueta, engrasó el mecanismo percutor y una vez montada la introdujo en la funda. Sacó la caja metálica con la munición del desván y lo dejó todo listo para salir a primera hora.
De repente, observó frente a él un impresionante jabalí de casi cien kilos de peso, y con unos colmillos de veinte centímetros de largo. Tenia una gran cabeza y un rechoncho cuerpo con grueso pelaje. Al sentirse amenazado, presentaba la *crin erizada. Tras plantarle cara, el animal *amedrentado por la presencia humana y se introdujo rápidamente en un paraje de malezas, desapareciendo rapidamente.
A Francisco, en el sorteo le tocó el puesto en una suave vaguada que tenia varias trayectorias de fuego. En la espera que se hacia eterna, escuchó de fondo a los perros que ladraban excitados. Y de manera sorpresiva, apareció de golpe un jabalí corriendo entre unas encinas, por su derecha. Se echo el arma al hombro, apuntó y disparó. A escasos metros, iba acosado por tres perros que no le dejaban tomar ventaja. Se trataba de una hembra que, consciente del inmiente peligro, intentaba ser un señuelo para los podencos. Trato de rodear la camada, emprendiendo la huida con el fin de alejarlos del lugar donde se escondian las crías. La intención era burlas a los sagüesos, dando un gran rodeo para luego regresar, mas tarde para llevarse los pequeños a otro lugar más seguro.
Francisco erró el tiro, le sorprendió la aparición del puerco. Pero permaneció atento, a la espera de nuevos acontecimientos. Al rato, apareció otro ejemplar por el fondo de la vaguada corriendo velozmente, y perseguido por una jauría de perros que no lograban alcanzarlo. Mi abuelo alzó la escopeta y dirigiendo el arma hacía la trayectoria del animal disparó, alcanzándolo en la parte baja del pecho del animal que cayó repentinamente. La perros rodearon al animal herido de muerte se retorcia compulsivamente. En pleno lance, en el aire existía una excitante mezcla de tomillo y pólvora quemada.
En otro instante apareció un jabalí entre unos matorrales, y su compañero disparo sobre él, iriéndolo en un costado. El animal disminuyó la velocidad, y entonces la jauría de perros le dio caza. Con el puerco rodeado por los *tusos que le ladraban y marcaban, se vio indefenso. En ese momento, Francisco se acercó para entrarle al marrano con el cuchillo. Propinándole un corte certero en la parte baja del cuello, para acortar la agonía del animal.
Finalizada la partida, trasladaron las piezas a la zona de campamento y realizaron un almuerzo todos los vecinos para celebrar la jornada de caza. Contaron un total de veintidos jabalíes abatidos, y se procedió al reparto de las piezas a los participantes de la batida. El cazador que contaba con mayor autoridad por su veterania, dio instruciones precisas para relaizar la signacion de los aminales, para se realizó un orificio con la navaja en la oreja del cerdo, y con un cordel colocaban una tablilla con el nombre del cazador.
Notas del autor
Umbria: Parte de una montaña, de un valle, donde toca poco o nada el sol.
Tuso: Perro, can, chuch0
Camada: Cria, cuadrilla, banda, pandilla.
Jabatos: Crías de jabali.
Tríada: grupo de tres.
Amedrentar: Intimidar, acobardar, apocar, asustar, atemorizar, achantar, espantar
Crin: cerdamen, cerdas, melena, pelo
Encamados: Durmiendo.
Hozar: Escarbar, hocicar, desenterrar, husmear, rebuscar.
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