Denunciar relato
a Guillermina
La veo sentarse con lentitud,
mariposa sin belleza en una ciudad.
La veo morir retorcida de dolor
en una flor hecha de cemento, hierro, con personas que gritan.
Adiós mariposa que lloraba siempre,
que en busca de cariño leal besaba con ternura de ángeles.
Nadie te llora ya,
mariposa con la juventud arruinada por sobredosis de vida.
Queda Madrid tan huérfana.
Ciudad para ciegos.
Gris plomizo,
cielo hambriento,
infierno sobre ruedas.
¿Qué dejas atrás mariposa?
¿Qué boca no besaste?
Y la ciudad se despierta como si tal cosa, sin dolencia, sin echar de menos que una parte importante de ella se pudre en una caja metida bajo tierra. No imagino una cosa más fea que la vida de millones de personas sin la mariposa que desde la dulzura más pura siempre tenía un abrazo, una risa, un beso, una voz, una mirada, un te quiero sincero y lleno de vida.
Pobre mariposa, sin fuerza en las alas para salir de Madrid.
mariposa sin belleza en una ciudad.
La veo morir retorcida de dolor
en una flor hecha de cemento, hierro, con personas que gritan.
Adiós mariposa que lloraba siempre,
que en busca de cariño leal besaba con ternura de ángeles.
Nadie te llora ya,
mariposa con la juventud arruinada por sobredosis de vida.
Queda Madrid tan huérfana.
Ciudad para ciegos.
Gris plomizo,
cielo hambriento,
infierno sobre ruedas.
¿Qué dejas atrás mariposa?
¿Qué boca no besaste?
Y la ciudad se despierta como si tal cosa, sin dolencia, sin echar de menos que una parte importante de ella se pudre en una caja metida bajo tierra. No imagino una cosa más fea que la vida de millones de personas sin la mariposa que desde la dulzura más pura siempre tenía un abrazo, una risa, un beso, una voz, una mirada, un te quiero sincero y lleno de vida.
Pobre mariposa, sin fuerza en las alas para salir de Madrid.
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