Olfateando cadáveres que me hablen.

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Enviado el , clasificado en Poesía
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De Madrid no me quiere. 1983. Por fuera de una Iglesia realmente bonita. Cuánto frío, Dios mío. Cuánta hambre a cuestas. Tengo sed.
No me empuje, por favor,
que me duele todo.
¿Es que no ve cómo estoy?

Las calles se revelan
y un viento asesino me persigue, me acorrala.
¡Pero si ya me rendí hace tiempo
y deambulo mirando el suelo,
olfateando cadáveres que me hablen!

Que no me empuje más, se lo suplico.
Déjeme donde estoy. Aquí no molesto,
y no me robe los papeles.
Llévese todo lo que tengo;
la ropa, este par de zapatos,
pero no me tire del pelo.

Tengo que buscar una ciudad con un río de verdad.

A Toledo no puedo regresar.
Y me da mucho miedo salir de Madrid.
Aunque me odie, me odia Madrid,
prefiero el odio a lo desconocido.

Mi hermana ruega que regrese a casa.
Pero si tengo un libro de poemas
y una obra de teatro escrita en una semana.
¡Te queremos!

Por llamarla ese día me quedé sin comer.

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