Poema de 2012. Noviembre, o así.
El hombre del tiempo nos dice que llega el viento,
La lluvia, las grandes olas, el frío,
Otra vez la ropa de invierno.
Y eso me gusta. ¡Claro que me gusta!
Mi playa está vacía, y el muelle tranquilo,
Como pintado, todo para mí.
(La llovizna es la mejor compañera de este paseo).
La calle grande tiene un gato que me mira,
Una vieja asomada a la ventana que me saluda,
Un niño todavía jugando,
Y llegando a la plaza me besa mi hermana,
Y hablamos, y nos reímos, y vuelven los besos.
(El paraguas de Concepción es un planeta errante).
De repente el trueno.
El horizonte enlutado; eso parece.
Las nubes gordas,
Dos mirlos respetando las señales de tráfico.
(Hormigas en fila india, rápidas,
¿llevarán impermeable?).
Comiendo sopa muy caliente, de pollo.
El vaso de vino
Y el pan que me acompaña desde niño.
(No puedo comer sin tener pan en mi mano).
Y cuando describo el viaje,
Entonces nace la reprimenda.
Eso no se hace, estás malito,
Seguro que has cogido frío
Y te habrás resfriado.
(El olor a tierra mojada hace que cierre los ojos.)
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