Ahí frente a nosotros en plena faena, esta Jesús Eduardo, desnudo, así todo varonil con ese pecho en v con pectorales marcados y ese vientre de lavadero con chocolaticos que sobre salen; esas nalgas perfectas que esconden ese ano moreno que un día probé. Se acerca a ti y coloca su erguido y palpitante miembro al alcance de tu boca, que inmediatamente lo atrapa. Yo extiendo mis manos y acaricio esas nalgas tersas, mientras tu recorres su espalda y sientes sus músculos cuidadosamente trabajados; el cierra los ojos y gime duro con voz ronca. Así nos has querido siempre, los dos miembros palpitando para ti, no sabes a cual atrapar con tus labios. Ahí a escasos centímetros de tu culito esos dos pipes disputándose el entrar a ti, entro yo, luego él, lo apartó y te vuelvo a envestir. El olor a sexo a placer a éxtasis y sudor caldea el ambiente. Te penetra con frenesí mientras yo me abro paso entre sus nalgas hasta coronar con la punta de mi lengua su hoyito. Te enviste con más dureza, mientras mi lengua lo recorre de lado a lado.
Acelera y te Culea con rabia mientras clava sus manos en tus caderas, hunde su pipe en ti, lo saca casi hasta la cabeza para inmediatamente clavarlo hasta el fondo. Sus bolas rebotan chasqueando contra tu trasero. Lo sostengo sin dejar de tocar y lamer ese culo perfecto y siento como te inmunda con su enorme corrida en medio de un ohhhhhh prolongado. Su verga no pierde tamaño y sigue bombeando aunque más lento mientras su fluido comienza a escapar de tu agitado cuerpo. Tu sueño se hizo realidad, lo que sigue depende solo de ti...
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