Traición por pasión
Por DavidDeSiempre
Enviado el 30/08/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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La vida es curiosa, hoy estas aquí, mañana allá, pasado regresas al lugar donde comenzaste y es en esas vueltas tan misteriosas que la vida te trae las situaciones que forjan tu carácter. Pues a mí me toco y ahora no si lo que siento es arrepentimiento o una de experiencia fascinante para mis memorias.
Paso que, en la secundaria yo me daba buenos encerrones con una chica de mi grado, mis primeros pasos en la vida activa fueron con ella y a pesar de no haber sido novios, fuimos grandes amigos y siempre la recordé con gran cariño a pesar de no vernos por años.
Pues hace poco fui a mi pueblo natal, y tuve tiempo de saludar a mis grandes y mejores amigos de la bola, nos tomamos una cerveza en la banqueta como en los tiempos de antaño, de pronto se paró un chevy y una voz salió de adentro, era “chepe”, un amigo que nos vio y salió a saludarnos, pero de la puerta del copiloto salió una mujer muy peculiar.
Era aquella chica de la secundaria, ya hecha toda una mujer, con la misma cinturita de siempre pero con unos pechos y un trasero que llamaban más que la atención. Siempre fue chaparrita, con la piel clara y el pelo negro hasta el cuello, una cara de princesa y unas manitas que cualquier cosa se miraba grande entre sus finos dedos.
Llevaba un pantalón de mezclilla súper entallado y su figura resaltaba definiendo todos los atributos de su hermoso cuerpo. “Chepe”, hablaba pero ni supe de que, yo solo miraba a Verónica que es como se llama, de arriba abajo y recordaba los momentos en que ese cuerpo fue mío, y pues que los años le sentaban tan bien que quería repetirlo, ya con mejores actuaciones que aquellas infantiles, quería despojarla de su ropa y hacerla mía sin piedad, ella lo sabía y me sonreía a escondidas, se mordía los labios y su lengua los mojaba dándome la señal de que estaba pensando lo mismo.
Mi mente regreso a la realidad son una frase, “luego te vemos, nos venimos a vivir arriba de tu casa, por la cabaña vieja” ¿como el tiempo había pasado? que ya había casas en esa parte y una de ellas era de chepe pero lo que pensaba era que verónica era como mi vecina, sonreí y me despedí de ambos.
En la tarde, subía a casa y me encontré a verónica, sola, igual de hermosa, pero ahora, ya podía decirle lo que me reprimí por respeto a mi amigo, ella también me regalo piropos diciendo que me veía muy bien, pero yo me descare y le confesé lo que estaba pensando cuando la vi horas antes.
- Pues si quieres podemos recordar viejos tiempos. –Me dijo sonriéndome muy picara y con su mano tocándome el costado, bajando hasta mi entrepierna.
Su propuesta me lleno de nervios, una porque era una más a mi cuenta de pecados y otra porque no soy de los que traicione a mis amigos pero, él tiene la culpa por tener por mujer a una de mis mejores recuerdos.
- ¿Como le vamos a hacer?
- Aquí te veo en media hora…
Se dio vuelta y fue a su casa caminando rápido no sin antes darme un besito en la boca, su trasero se movía exageradamente sensual y lo hacía para invitarme a recordar cómo era tenerlo. Yo fui rápido a la casa y mi esposa acababa de bañar a mi hijo. Ella también se iba a bañar y decía que se iba a tomar una siesta.
- Mientras duermes voy con Alonso un rato, una hora y regreso.
Saque una chamarra vieja de mi ropero y la avente a fuera de la casa, Salí y pase por ella haciéndola bolita y metiéndola en una bolsa.
Subí a la calle que como todas en mi pueblo, están rodeadas por sembradíos de maíz y en ese mes son un escondite perfecto para cualquier pareja de amantes. Alce la mirada y verónica caminaba hacia mí pero se detuvo antes, me hizo una seña y se metió al terreno con milpa verde y alta.
Me metí de mi lado del terreno y nos encontramos casi a la mitad, nos miramos con nervios y calor en las orejas, nuestras miradas tenían fuego y no sabíamos que decir como preludio.
Solo unos piropos faltaron y nuestras bocas se estaban besando con frenetismo y nuestras manos hacían memoria de nuestros cuerpos, mis manos y las suyas entraron bajo la ropa, afuera estaba nublado y frío, pero en ese pequeño espacio su piel y la mía estaban ardiendo en fiebre.
La condición nos impedía tanto detalle y ya que nuestras manos estaban acariciando nuestros sexos debajo de los pantalones ya desabotonados, saque de mi bolsita la chamarra vieja y la tendí en la tierra y la acosté en ella. Baje su pantalón con todo y calzoncito y ella abrió las piernas dejándome ver su delicioso sexo sin ningún vello, al abrir las piernas se abrió un poco y se escucho un tronido inconfundible cuando sus labios se separaron.
Lo chupé por unos segundos pero el ruido de un carro en la calle de terracería me recordó que debía darme prisa. Baje también mi pantalón y ambos, con los zapatos puestos y el pantalón en los tobillos nos acercábamos calientes para poseernos con desenfreno, iba a sacar un condón pero ella me dijo que quería sentirme natural, entonces sin perder tiempo ensalive mi pene y se lo introduje hasta el fondo de su sexo que por cierto estaba calientísimo.
Nos movíamos lento, luego rápido, subí su blusa sin quitársela para besar sus tetonas, ella también me acariciaba por debajo de la playera, me moví tan fuerte que quizá las plantas de maíz se movían pero eso no importaba. Después de unos minutos de constante bombeo feroz, ella se volteo poniéndose en cuatro, la penetre nuevamente con velocidad máxima. La cogía y la chocaba hasta que su boca hizo el mismo sonido de hace años anunciando su orgasmo. Me pidió que no parara y que la cogiera más rápido y así lo hice, finalmente ella se desplomo en la chamarra y de su vulva salía ese fluido caliente y rico, se dio la vuelta de nuevo y nuevamente la penetre en manera de misionero.
- Quiero que te vengas.
Al oírlo mi pene se hincho más y con unos movimientos rápidos se empezó a contraer, quise salirme pero ella me abrazo tan fuerte que mi semen le golpeo por dentro inundándola completa. Después de un rato, un beso mas y nos vestimos con la cara llena de felicidad, nos fuimos a nuestras casas. Con un último beso apasionado. Llegue a la casa y mi esposa dormía, me bañe y Salí a comprar un cigarro, cuando en la entrada de la casa… “chepe” pasaba.
- ¿Que paso loco?, ven a la casa te invito una chela… sirve que conoces a mi esposa”
“¿Mas?... pensé en mis adentros”
- gracias whey, ahorita te alcanzo.
No fui, no podía verlo a los ojos, pero pronto ese remordimiento pasó. Aun me manda mensaje que cuando iré a visitarlo.
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