Hay un sol arriba que ciega
Mi alma
Y en la tierra que todavía huelo
Un calor enfermizo
Quemando el aire, la vida.
Se mueven los cuerpos
En la lentitud de una tarde
Y el parpadeo de los ojos
Confirma que el universo gatea.
Estas manos ya no escriben
Y en la noche duermen
Anhelando una oscuridad placentera.
(No temas, amor, no llores
En la habitación que hoy nos acoge).
Pero morir pronto no es malo
Si el sol es de cristal
Y los ojos ya aburridos
Buscan el sueño para una eternidad serena.
Aparta esta luz que molesta y cuartea,
Aleja la palabra, la visión, el cuerpo
Que antes bailaba, soñaba, reía.
Déjame con el vacío, o con la plenitud de un
Mañana tenue.
Te pido que la vida
Quede en tu boca,
Te pido que la muerte llegue
Y tras ella la quietud.
Que cese el dolor y el silencio me abrace.
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