Sometida por John Killer...el gigante (Parte 2)

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CONTINUACIÓN, PARTE 2

Su polla, como la de un caballo, colgaba frente a mí. Me dijo…”serás mi esclava sexual…” Lo miré desde el suelo, indefensa y ansiosa, asintiendo.

Arrancó mi delantal blanco de un solo movimiento… Se encontró con mi cuerpo, que con tanto esfuerzo entrenaba. Mis pechos presionaban la tela de la blusa, calcando sobre ella mis pezones, maltratando los pequeños botones del pecho. Mi pequeña cintura, que podía coger con ambas manos y unir sus gigantescos dedos. Pudo ver mi hermoso trasero, que parecía sacado de una publicidad de Reef. Firme y duro, sin un ápice de grasa.

Automáticamente al verme, tuvo una erección. Veía levantarse lentamente ese mástil… fácilmente llegaba a los 35 centímetros y era casi tan gruesa como una lata de refresco. Con un formato arqueado, se podía notar su rigidez, nunca había visto algo igual… Por la estatura de ambos, su polla erecta, se sostenía por sí sola hacia arriba, alcanzando la altura de mis hombros… Él continuó quitándome la ropa como si abriera un regalo, sin ningún cuidado. Quedé desnuda, excepto por el tanga, mis medias hasta el muslo y mis zapatos de taco. Él se paró a contemplarme un instante. Su mirada era animal. De su polla chorreaban líquidos seminales formando gruesos y pegajosos hilos…

Él sabía que yo amaba los juegos de sumisión… me cogió de la coleta y me arrastró hacia él dejándome frente a su polla… me dijo: “no necesitas arrodillarte para tragarla…”

Me incliné un poco y comencé a apretar su dura verga en mis mejillas. Sintiéndole su aroma, disfrutando lo surrealista de su tamaño… Poco a poco lo noté cambiar, diciendo en voz baja frases que no lograba entender… su polla dejaba huellas de sus líquidos seminales, en mi frente, mi cuello, mis labios... el falo sufría una hinchazón que parecía que iba a reventar. Él no podía más... Estaba afiebrado, sudoroso, ansioso, caliente… y yo, con el rostro impregnado del perfume de su polla, de sus fluidos. Se la cogí con las ambas manos… y arrodillada frente a él, le dije: “quieres que te la chupe amo?” mientras mi lengua deambulaba por su cabeza que parecía a punto de explotar leche… Killer ya no daba más de sí  “si…quiero que te comas todo”… - “de verdad quieres que te la chupe?”-  le repetía mientras trataba de tragarme al menos la cabeza de ese tubo de carne, luego la sacaba para restregármela en mi carita… Yo estaba poseída y utilizaba todas mis armas de mujer para sacar partido de esa situación.

Me postré arrodillada ante él, colgándome de su miembro, tensándolo hacia abajo Para que estuviese a la altura de mi cara. Su polla hacía fuerza hacia arriba, con una gran presión…Comencé a chuparla, y mientras, lo miraba a los ojos. Mi lengua recorría todo el tallo, adquiriendo diferentes formas, en plano o de forma afilada. Cuando llegaba al extremo abría la boca bien grande para tragar lo más posible. JK, empujaba entrometiendo su pollón a la fuerza. Las lágrimas salían de mis ojos sin que pudiera evitarlo. Cada vez que su polla entraba rellenaba todo mi interior, presionando mis mejillas y el maxilar hasta el dolor. Sin embargo, me generaba el placer que da saciar el hambre. Mi vagina había empapado la tela de mi tanga… estaba terriblemente excitada.

Le decía mientras ensalivaba y jugaba con su pene… “quiero que me sometas…quiero ser tu sumisa y esclava”. Él me miraba sonriendo victorioso, desde mi lugar podía ver a un dios poderoso, a punto de follarme.

En unos minutos me había cogido de la coleta con una mano, con la fuerza de un toro, yo no podía escapar, y en realidad tampoco quería. Me gustaba la idea de ser follada por mi boca, sin poder hacer nada. Sus embestidas sólo podían meter un cuarto de su falo, aun así su glande chocaba en mi garganta... sentía que iba a vomitar.

Los cristales que separaban la cápsula reflejaban nuestra imagen, él parecía un gorila que se follaba la boca de una pequeña bailarina del valet ruso. Me triplicaba en cuerpo y peso… Sus bolas colgaban siguiendo el ritmo de su cogida. Me sentía sin ningún poder para detener nada. No podía evitar el acto reflejo de empujar, apoyando mis manos en sus musculosas piernas… Él respondía casi en trance: “Sobrevivirás, no te preocupes, se cómo tratarte”… cada rato, cedía de aquella fornicación facial y me dejaba tomar aire. Mis labios, carnosos, se conectaban a su falo por hilos de chorreones de saliva y líquidos seminales. Apenas aspiraba aire, me volvía a invadir con su polla hasta mi garganta con una energía arrolladora.

Me abrazaba a su cadera… mis pequeñas manos se cogían de sus hermosos glúteos y podía sentir como los tensaba cada vez que empujaba. Parecía un cuerpo hecho con hierro… Comenzó a acelerar el ritmo sin importarle si me mataba en el proceso… yo pataleaba y empujaba por reflejo, casi sin aire. Él continuó taladrando mi boca con movimientos duros, rápidos y fuertes… sentí como llegaba su corrida… sentí su polla hincharse y contraerse varias veces dentro de mi boca engordándola aún más, creí que mi maxilar se rompería, pero no. Derramó toda su leche caliente en mi garganta. Era mucha, hice un esfuerzo tragando varias veces. Por la comisura de mis labios borboteaban gotas de su espeso líquido blanco. Hice arcadas, pero continué tragando su semen…

Él respiraba como un toro herido… su verga dura como el acero estaba totalmente cubierta de leche y saliva… no hacía ni atisbo de ablandarse. Después la sacó y tirando de mi pelo hacia atrás, cogió mi mandíbula con su otra mano y me dijo… “Chúpala suave, límpiala bien pequeña… y hazlo bien o verás”… Limpié su polla con mi lengua hasta dejarla perfecta, me pidió que abriera la boca para comprobar si había tragado todo.

CONTINUARÁ...


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