Sometida por John Killer...el gigante (Parte 4)

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CONTINUACIÓN PARTE 4

...

Me recostó en la camilla, dejando que mi cadera asomara por el borde y colocó mis tobillos sobre su pecho. Cualquier hombre normal lo hubiese hecho sobre sus hombros, pero su tamaño era demasiado grande. Escupió su polla… Me inclinó hacia atrás, levantando un poco mi culo, apuntó concentrado. Sentí una masa de carne caliente apoyada en el agujerito cerrado de mí culo. “Relájate princesa…jeje…”. No podía evitar cerrarme, “No!... por favor” le dije. No es que no quería, sino que tenía miedo. “Ser sumiso es también sufrir” y sonrío concentrado en empujar y abrir camino. Lancé patadas y me retorcí, él no podía embocarme así. “Tranquila zorrita, así te harás daño”. Pero yo seguía forcejeando para evitar que me empalara con su verga. “Es porque aún no sabes lo que es bueno”.

Al ver que no era posible, me recostó en el suelo y se sentó arrodillado encima de mí, anulando todos mis movimientos. Nuevamente apoyó su glande en la entrada de mi culo, abriendo camino entre mis nalgas apretadas. Sentí como su saliva se escurría en mi agujerito para lubricarlo… y comenzó a empujar, abriendo paso, rompiendo mi esfínter sin piedad, y con el mismo ritmo con el que se corta una mantequilla. El dolor era increíble… increíblemente placentero… él continuó la penetración hasta meter la mitad de su polla…

Comenzó a taladrar mi trasero, al cabo de un rato, él estaba muy sudado, sus pectorales musculosos se tensaban cuando empujaba. Había metido su glande y parte del tallo. Lo movía suavemente, entrando cada vez más, ganando terreno.

Cuando estaba ya abierta, dejé de sentir el dolor y me embriagó el placer del roce de su polla por mi esfínter, nuevamente los orgasmos llegaban una y otra vez a mi cuerpo. Sus venas hinchadas hacían notar su textura a su paso… Me sentía una puta sucia, pero ahora me encantaba… Era un placer vicioso. Me había domado…sodomizado…esclavizado…

Dejó de follarme y se puso en pie… me giré y le dije “por favor…continúa, fóllame” Me cogió de espalda por la cintura con ambas manos, como su fuesen un brazalete. Me levantó hasta su polla, haciendo que mis piernas colgaran. Entonces me enterró…

Me giré mirando sobre el hombro, sonriendo… mis ojos azules se clavaban en su cara y él me miraba desafiándome en cada embestida. Sin darnos cuenta y abandonados al placer terminó recorriendo casi toda su polla por mi orificio anal, haciendo un griego profundo para una  película. “Ya eres experta…” me decía… Los orgasmos intermitentes y la locura, me hacía gesticular como un felino enojado. Deliraba con todo lo que me hacía, como me utilizaba y me hablaba sucio. Cambió de posición y me folló por el culo, en cuatro… chocando con toda su furia, tirando de mi pelo hacia atrás. “Así como te gusta”  Sabía bien que era lo que mis pensamientos más íntimos deseaban. Lo miraba borracha de placer “Siiiii… fóllame el culo”. Mis palabras… como magia le produjeron una corrida. Su polla se tensó dilatándome el esfínter aún más…lanzando con espasmos su leche dentro de mí. Él continuó follándome mientras hacía su descarga… Siguió aún después haciendo que el movimiento sacara parte de la leche del ano y resbalara por mi coñito… siguió taladrándome en cuatro una hora más, clavando sus garras en la piel de mis caderas, hasta otra corrida.

El reloj marcaban las 8 de la mañana y JK continuaba follándome, con sus erecciones interminables. Me había fornicado todos los orificios posibles de mi cuerpo, hasta acostumbrarlos… Me bebí su leche, que siempre salía varias veces más abundante que el más fértil semental… las 10 u 11 corridas que tuvo. Yo estaba destrozada de cansancio y de orgasmos continuos…

Mientras JK follaba mi cara después de otro terrible sexo anal, entró repentinamente mi jefe. Yo estaba impresentable, como una borracha, desnuda, manchada con semen, las medias rotas que era lo único que llevaba…un zapato…el otro…ni lo sé.

Moría de vergüenza, mientras se acercaba mí jefe, Killer continuaba follándome. Para mi sorpresa dijo: “Déjala John, ya es suficiente”. Él automáticamente me dejó.

Miré a Roger…como sin entender. Se adelantó a mis preguntas. “Señorita Dimytrova, lamentamos lo sucedido. Sabemos lo difícil de la situación…verá… venimos siguiéndole hace años, por su currículum es usted ejemplar, y puede estar con nosotros siempre que mantenga el status de TOP SECRET. Este es un cheque de cien mil dólares por daños morales, por lo sucedido hoy… Comprenderá que necesitábamos entender a John Killer.... Y no era posible con una ciudadana de nuestro país. Usted puede tener una gran vida con nosotros, una carrera científica extraordinaria… Vístase y descanse quince días. La esperamos a su regreso…Le estaremos vigilando…”

FIN


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