EL LLANTO DEL RIO TUMBES

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EL LLANTO DEL RÍO TUMBES

 Se dice que el río Tumbes, está enfermo y que debido a su enfermedad; de un tiempo para acá, se escucha un sollozo largo, interpretado por los vecinos más antiguos como un mal augurio.  Serpenteando por el Valle de Tumbes, se observa el Rio Tumbes, cual caballero que coquetamente se insinúa a la ciudad que atraviesa.

 Hace ya muchísimo tiempo, los fines de semana o días feriados, decenas de familias ocupaban la ribera del rio de aguas cristalinas, verdes y frondosos árboles que con sus ondulantes ramas obsequiaban gratuitamente su sombra. 

En  este rio se sustentaban los pobladores de la ciudad.  Ricos peces, hermosos y grandes camarones,  criaturas que vivían en estas cristalinas aguas, cual preciados manjares.

 Los turistas que llegaban a Tumbes, se quedaban maravillados del paisaje que ofrecía, quedando el dicho de que quien se bañaba en el rio, tomaba el agua de coco de las palmeras que crecían bañadas por sus aguas y comían el ceviche de conchas negras alimentadas por los nutrientes de este rio, se quedaba a vivir para siempre en esta ciudad.

 El panorama era inigualable, que los mismos jóvenes buscaban el rio  para distraerse sanamente y pasar bonitos momentos.  Mas el tiempo en que alcanzaba su esplendor era en época de verano.  Tan espléndido era el rio que llegaban personas de varios lugares a ver ese hermoso paisaje que tenía la ciudad de Tumbes. Ese lugar era el indicado para pasar bonitos momentos en familia, disfrutando al máximo del paisaje que nuestro señor había regalado a la ciudad.

Al paso del tiempo comenzó a disminuir la cantidad de personas que visitaban el rio, ya

no era igual, pocos eran los que iban de visita, hasta que ya no hubo persona alguna que visitara la ribera del rio,  las personas pasaban de largo, mirándolo con indiferencia.

Hasta que un día aparecieron unos camiones que comenzaron a dejar su carga de basura, como las aguas servidas del sistema del alcantarillado, haciendo que las aguas cristalinas se volvieran turbias y contaminadas.  Nadie quiso darse cuenta.

 

Luego un día apareció un señor alto, enjuto y muy enfermo, nadie sabía de donde era.  Lo más raro era que se pasaba los días cerca del rio y al pasar las personas cerca de él llorando les decía, miren la tristeza de mi rio, escuchen su sufrimiento, porqué lo han dejado solo, acaso no recuerdan que dé él se alimentan, que  muchos viven gracias a este rio que con mucha indiferencia ahora lo miran.  

Así como apareció el hombre, desapareció cerca del rio y a partir de su desaparición se comenzó a escuchar por las noches, un sollozo largo y tendido; provocando que se esparciera el rumor que el Rio Tumbes lloraba, puesto que el llanto provenía de sus aguas. Pasó el tiempo, el rio cada vez estaba más solitario que solo el sol y la luna lo acompañaban.

 Un día llegó de visita a Tumbes un estudiante de potamología, quien escuchó los rumores del llanto del rio. Sintiendo curiosidad comenzó a visitarlo a diario.  No podía creer la  extrema suciedad que había en el rio y se propuso hacer todo lo posible para que este paisaje volviera a renacer.  De visita al río, se encontró para su sorpresa con  un hombre que estaba llorando y al preguntarle la causa de su llanto, el hombre le manifestó que estaba enfermo, que su bebida, comida y toda se sustentaba del río y que ahora todo ello le estaba causando la muerte.

 Intrigado por lo que escuchaba se propuso efectuar ciertas pruebas al agua, tomó muestras y se las envió a unos amigos que estudiaban en la capital.  Después de varios día llegaron los resultados de los análisis, saliendo positivas, lo que equivalía a que ese río centro de vida de la ciudad, se encontraba muy contaminado y que, al ir en busca nuevamente del hombre para comunicarle los resultados, se entera que es el mismo río que llora su agonía quedando estupefacto el joven universitario al ser partícipe del llanto de la naturaleza misma.

Inmediatamente, decidió buscar ayuda a sus amigos para que con él pudiesen hacer una marcha sobre la contaminación que sufre el río, imprimiendo folletos, comenzaron a repartirlos por todas las calles de la ciudad, en donde informaban a la población de la extrema contaminación del rio, pero estas ni siquiera se daban cuenta de la magnitud del problema.  Se dio cuenta de la irresponsabilidad de sus autoridades y nadie hizo nada.  Mas el joven no se dio por vencido y siguió luchando.

 Con el pasar del tiempo, comenzó a fluir un olor fétido del rio, los pobladores no sabían el porqué de esta situación, ni siquiera se acordaban de la información que les proporcionaron los jóvenes, y lo peor del caso es que la ignorancia seguía en ellos.

 Tanto fue el hedor que inundaba la ciudad, que comenzaron a reunirse para averiguar el motivo de ese olor insoportable e iniciaron una visita al rio.  Cual no fue su sorpresa que encontraron al hombre muerto en medio del rio y recién ahí entendieron que el corazón de la ciudad había muerto.

Desesperados buscaron al joven universitario, pidiéndole disculpas le solicitaron su ayuda, que este presuroso les brindó.  Organizándose en grupos inmediatamente comenzaron su labor de limpiar el rio. Se efectuaron marchas reclamando a las autoridades, y estas temerosas de lo que pudiera hacer la muchedumbre, empezaron por recoger toda la basura que había contaminado el corazón de la ciudad. 

Hoy por hoy, los pobladores de Tumbes, luchan por cuidar su río, fuente inagotable de vida.  Regalo de Nuestro Dios.

 Este Cuento inédito de NAYELI ANTONELLA PEREZ MOGOLLON, fue inspirado por l hermoso rio que cruza la ciudad de Tumbes, País PERU.

 

Gracias por leerlo y compartirlo.

 


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