El Arroyo y la Roca (Fábula)
Por Jaimeo
Enviado el 01/09/2016, clasificado en Infantiles / Juveniles
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La gran roca bostezaba de aburrimiento junto a un riachuelo; observó las cantarinas aguas azuladas y le gritó:
—Hola tedioso charco de agua, ¿Dónde vas? Con esa tranquilidad supongo que cerca. Mira que si caigo sobre ti tus aguas saltan con mi poder.
El tranquilo arroyo, con sus azules ojos, contempló al enorme peñasco y en su superficie se dibujó una sonrisa.
—Veo, amigo peñasco, que has permanecido mucho tiempo allí.
—Claro, soy fuerte e indestructible —respondió con voz arrogante el peñón. Una nueva sonrisa fue toda la respuesta.
Un zorro que recién había bebido en la orilla, escuchó la conversación y terció.
—¡Eh, cabeza dura! ¿No has pensado que esta hermosa agua viene de un largo viaje desde lo alto de la cordillera? Gota a gota se ha formado, igual que otros pequeños regueros; se juntarán y formarán un gran torrente que llegará al mar.
—Pues, ¡Qué les vaya bien! —Desdeñosa repuso la enorme piedra— En el camino irá dando de beber a todos los seres vivientes —continuó inmutable el zorro—. Ya en el océano se convertirá en livianas nubes que el amigo viento las traerá de vuelta, regando la tierra hasta chocar de nuevo con las altas montañas en forma de nieve que se derretirá; de nuevo pasará frente a ti, así por larguísimos años.
—¡Qué monótono! —siguió zumbón el peñasco.
—El único problema para ti, roca sin cerebro, radica en que, cuando esas gotas te mojen con el tiempo, te convertirán en pequeñas piedras y finalmente en arena que suavizará su lecho.
Moraleja:
Siempre es tonta la agresividad
Cuando se acomete sin motivo.
Mucho más fuerte es la suavidad,
Desarticula hasta al más altivo.
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