MAÑANA
Por Adelina Gimeno Navarro
Enviado el 04/09/2016, clasificado en Intriga / suspense
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Eran las siete de la mañana, el agua de la ducha caía sobre su cuerpo, eliminando toda la suciedad del trabajo realizado, salio de allí y se miro en el espejo empañado. Volvía a reconocerse, era otra vez el joven granjero que había cumplido con su primera tarea. Ahora como todos los días se prepararía el desayuno, pero primero leería aquellos mensajes en el móvil que su querida amiga en la distancia, aunque por poco tiempo, le enviaba para desearle buenos días cada mañana. Al leerlos su semblante palideció, sus ojos se clavaban en aquella pantalla, mientras leía retomaba la sudoración que tan solo hacía unos momentos aparto de su cuerpo con la ducha...
-Buenos días cachorrito.
-¿Qué tal despertaste?
-Mañana estoy ahí contigo amor.
-Estoy deseando abrazarte.
-No me contestes, tengo que poner “modo avión”
Su mirada ahora se desviaba a la fecha que marcaba su teléfono, viendo que en realidad “mañana” era la acordada por ambos para conocerse y a él se le había olvidado. Demasiado tiempo sin visitas, pensó, demasiado trabajo cada mañana al despertar, para alguien que lo perdió todo al morir sus padres, pero no quedaba otra, tendría que pensar una solución, una forma de que todo estuviese en perfectas condiciones para cuando ella llegase, y sabiendo de donde procedía, aún le quedaban varias horas para “mañana”.
Comenzó a trabajar sin desayunar, aquello no facilitaría nada la situación, pero no podía perder tiempo, la mañana expiraba y pronto llegaría la tarde, momento del día en el que tenía que tenerlo todo dispuesto, para cuando se fuese a descansar. Mañana, le decía a su perro, no estaré solo, el animal le seguía allá donde iba, y acariciando su cabeza, le volvía a hablar, tengo que pensar en ella.
Recogió todo el granero, encerró a las gallinas, no era la hora pero seguro se lo agradecerían, sujetó las riendas del caballo fuertemente y cerró la cuadra, diciéndole, hoy no hay paseo amigo. Poco a poco todo iba quedando a buen recaudo, guardado y asegurándose de que no pudieran correr ningún peligro...
¿Pero de qué o de quién tenía miedo?
Cuando volvió a la casa, se preparo algo de comer y allí de pie viendo el televisor, lo engulliría como si no hubiese un mañana, pero él sabía que sí lo había y estaba tan cerca, que no terminó de comerse el bocadillo, y dejó el resto encima de la mesa.
Volviéndose a repetir que se le hacía tarde...
¿Pero para qué? Volvemos a preguntarnos...
Miró varias veces por la ventana, la tarde caía irremediablemente, y él comenzaba entonces a ponerse nervioso, de una caja de cartón, que tenia guardada bajo llave en uno de los armarios, sacó unas cuerdas, un bozal y un machete que al verlo el perro, salio despavorido a la habitación. Allí también entraría él, una fotografía de sus padres presidia aquella cómoda cercana a la ventana, por donde ya se veía asomar la Luna entre las montañas.
Lo primero era asegurarse de que aquella mordaza quedase sujeta, luego amarró bien fuerte las cuerdas dejando las ligaduras sumamente apretadas y por último se dejo caer en la cama...
Pasados unos minutos comenzó a ponerse inquieto, sus movimientos eran involuntarios, como si algo le doliese por dentro, en una de aquellas sacudidas se levanto, pero para entonces su perro fiel ya había cerrado la puerta de la habitación y hacía de guardián de su propio amo.
La transformación comenzaba... pero mañana todo habría terminado...
eneri
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