No hay mal que cien años dure

La incertidumbre te corroe, te provoca mal humor, te impide conciliar el sueño, te quita el apetito, te provoca estados al borde del delirio.En definitiva, vives sin vivir en tí, como decía el poeta.

Pero después de la tormenta siempre llega la calma, al menos ya hay una respuesta a tu mar de dudas. El futuro dirá si tu nueva andadura será satisfactoria o ingrata.

Lanzaremos un deseo: que los astros se alineen a favor de las circunstancias y nos encaminen en una trayectoria que te haga crecer, disfrutar, madurar.

Si la suerte nos es adversa, al menos habremos aprendido una nueva experiencia vital.