Recomiendo, antes de esta lectura, los tres relatos que la preceden ["Olvidé cuidarme" , "Olvidé cuidarme (2º capítulo)" y "Olvidé cuidarme (3º capítulo)"]
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Había dejado a los niños en el colegio y me fui andando hasta casa. Ahora mismo solo recuerdo los jardines llenos de vida, como cuando tienes un nuevo proyecto, una nueva ilusión. Me gustaba pasear por la ciudad con las manos en los bolsillos y mirando de vez en cuando al cielo. Recuerdo también ver a lo lejos el coche de Mark, aunque después pensé que estaría trabajando, así que no podía ser el suyo. Veía a la gente pasar, inmersas en sus vidas, en sus preocupaciones. Recuerdo tener la cabeza llena de pensamientos, pero era incapaz de ponerles palabras. Había hecho las cosas mal; me había equivocado una y otra vez y, probablemente, en aquel punto, solo seguiría equivocándome. Cualquiera de las decisiones que hubiese tomado, me hubiera llevado a la ruina; a la ruina de mi vida.
Escuchaba el vaivén de los medicos y de las enfermeras. Sentía algo en mi nariz que llegaba hasta mi garganta, pero no me molestaba. Estaba tranquila, como cuando sientes que ya nada puede ir a peor; un consuelo que rondaba mi cuerpo continuamente. Únicamente me cansaba la idea de estar en continua actividad. Hacía grandes esfuerzos por escuchar, por recordar, por intentar mover mi mano; pero nada daba resultado.
Recordé, entonces, a aquel hombre alto, vestido con traje, de mediana edad y complexión deportiva. Lo vi a lo lejos, caminando hacia mí. Lo miraba como miraba al resto de la gente que pasaba a mi lado: intentando imaginarme sus vidas. Comencé a mover los dedos de mi mano derecha suavemente en el bolsillo de mi pantalón. Me retiré el pelo de cara y seguí caminando. ¿Qué podía pasarme?
Aquel tipo seguía mi misma dirección en sentido opuesto. Unas gafas de sol cubrían su rostro y sus manos se encontraban detrás de su espalda. Nos íbamos a cruzar de un momento a otro.
- ¿Annie?
Supe entonces qué quería.
Una gran cantidad de sangre recorría mis manos mientras aquel hombre se alejaba tranquilamente, huyendo de aquella situación. Pensé en mis hijos, en mi marido. Pensé en mí. Rompería en mil pedazos la vida que había llevado y comenzaría a escribir de nuevo, sin importar qué había tirado a la basura.
Y luchaba, luchaba para poder algún día coger aquel papel en blanco y empezar a escribir.
*
(3 días después)
No sé cómo he podido perder el control de mi vida. Sé dónde estoy; recuerdo todo lo que ha pasado. Aún siento aquel cuchillo atravesando mi estómago, mi mente nublándose, mi mano ensangrentada apoyándose en el suelo. No dejo de pensar en John. ¿Qué motivo tendría para haberme hecho esto? ?Y qué hacía Mark en aquella zona a esas horas? Ojalá Sam esté bien; ahora, más que nunca, tiene que tener las fuerzas que nunca tuve yo. Hay veces en la vida que alguien toma todas tus situaciones y se enfrenta a ellas; por ti. Personas que viven por dos, sienten por dos, actúan por dos. Puede que estén destinadas a ello, que no sea casualidad. Siempre he tenido una conexión especial con Sam que no he sentido ni con Claire ni con Alice; pero soy madre y los quiero a los tres por encima de todo.
No puedo oír a la gente; solo siento presentcias que me tocas, me arropan, me colocan paños húmedos sobre la cara. Quiero descansar. Quiero que mi mente deje de funcionar. Lo que dudo es de si quiero que deje de funcionar por un rato, o para siempre.
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