A veces me levanto, me miro al espejo, me observo y pienso, este lugar me pertenece. Eres un extraño. No sé cómo he llegado a parar aquí, simplemente sabes que no tienes ni idea de cómo salir. Ya no hay vuelta atrás. Andas, continua andando no tienes más opción. Miras a tú alrededor y solo ves miradas desafiantes, personas envejecidas, barbas desaliñadas y una negrura desmembrada.
Al día siguiente, hago lo mismo que el anterior. Pienso, este lugar me pertenece. Eres un privilegiado. Solo te queda ser fuerte. Te levantas, sonríe por lo bajito, alza la cabeza, miras por la ventana y me digo a mí mismo “si no lo hago por mí mismo, lo hare por los que me quieren”. Una mesa, un buen café, una libreta y unos libros. Que fuente de motivación para disipar las dudas, olvidar hechos pasados y seguir adelante. “a vecés nos quedamos inconscientemente anclados en un viejo pensamiento que no nos deja avanzar”. Sonrió miro al horizonte y siempre pienso en esa persona que siempre tengo en la cabeza, por la que matarías. Porque la quieres y te importa y porque siempre está ahí para todo.
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