Un nuevo día, al que tenemos que ver con optimismo y siempre sonreirle, ¿o en verdad hay que hacerlo?
Desde hace un tiempo ya no sé qué es lo que hay que hacer y lo que no; si bien la linea entre lo correcto y lo incorrecto puede parecer muy marcada, en ocaciones nos perdemos tanto en nosotros mismos que nuestras decisiones nos pueden tener sin cuidado, sin significado, sin una mayor consecuencia. Así mismo, esto es hermosamente cubierto por una fachada que hemos creado y amaestrado a lo largo del tiempo, una mascara que si bien es desechable, cargamos con ella todos los malditos días. Un día una y otro día otra, acoplandose a lo que mejor nos convenga.
Hoy he decido mostrarme seguro. Es el hecho de aparentar que no aparentamos nada, cubrir aquella mascara que nos cubre y fingir que no hay nada que ocultar, lo que se ve es lo que soy. Sin embargo sólo una persona es la que sabe que no es así, o al menos no solia ser así, ¿quién nos hizo tanto daño? ¿La culpa es de ella que nos dejo? ¿De aquella otra que nos usó? ¿O de esa vez en que el orgullo nos ganó? Tal vez estamos muy ocupados justificandonos ante nuestra propia persona que descuidamos lo que nos rodea haciendonos más miserables cada vez.
Días van y vienen, estamos tan acostumbrado a ello que difuminamos nuestra verdad de la mentira, perdiendonos entre lo que es cierto y lo que no, pero lo que es un hecho es que lo disfrutamos.
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