¿Me interesas?

No quiero recordarte, pero repaso cada diálogo, cada sonrisa, cada mirada.

Tú venías a mí. Yo sabía que estabas así. No sabía por qué. Me diste un beso en la mejilla, de esos besos, besos. No besos al aire. Yo voltee rápido, apenas siento tus labios en mi mejilla.

- ¿Qué pasó? ¿Cómo fue?

Me mataba la curiosidad. Sí, creo que eso es lo que siempre despiertas en mí. Desde el principio no me gustabas, me dabas curiosidad. Quería saber que te hacía ser así, qué te movía, en qué creías, qué pensabas.

Estaba desbordada en dudas. Quiero conocerte. En mi mente planteaba un escenario, una escena. Yo podía vernos. Lo sé, soy una voyerista, qué le voy a hacer.

Después caminamos, tú tratabas de hacer conversación, yo te hacía preguntas. Llegamos al café. Un tipo me miraba, tú lo viste, volteaste a verme. Yo no lo miraba. Antes miraba a todos, todo el tiempo. Te esquivaba porque no me interesabas. Esta vez no. Esta vez eras tú. Nos sentamos.

-¿Quieres un café frío?

Ya lo sabes, no soy fan del café repito siempre. Pero en granizada está bien. En mi mente estoy pensando que me prestas atención, que me conoces. Va, puras tonterías, es sólo una simpleza. Supongo que magnificamos todo insignificante detalle cuando nos interesa alguien.

¿Me interesas?