Una experiencia única IV

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“¿Qué demonios hice? Esto no solo me cuesta mi trabajo, mi jefe me va a matar”
Una vez más la preocupación se aminora cuando Areli, se quita completamente la toalla y su sexo pulcro e infantil es masajeado por una de sus manos mientras la otra libera mi pene del bóxer. Una foto mas llega y es de ella mordiendo mi cuerpo, mientras sus manos siguen tomando mi miembro sin vergüenza, una foto mas y estoy penetrando a Lilia de forma anal mientras ella de perrito, chupa el sexo infantil de Areli que esta súper abierta de piernas mordiendo una almohada, ya todos tenemos marcas rojas de chupetones y mordidas.
*Me voy… creo que ya viene Uriel, sigue cogiendo perrita. Pero invítame otra vez*
El teléfono se apaga y Areli ya está muy caliente, su respiración me quema cuando la siento en mi cuello, ella se para y se quita las toallas dejándose ver a plenitud, me jala de la mano y me dirige hacia la ducha, enciende el agua y regula las llaves hasta dejarla perfecta, me besa con locura y siento la llovizna mojar mi piel y sus manos frotan todo mi cuerpo enjabonándolo, el agua se lleva la espuma pero sus manos me recorren desde las piernas hasta el pecho, mis manos acarician su cuerpo y la pego hacia mi erección haciendo que sus pezones pálidos se endurezcan bruscamente.
Ella se inclina y me comienza a chupar el pene y lo engulle completo a su garganta, lo chupa y lo escupe con salvajismo, se para y abriendo las piernas se da la vuelta para que la penetre por atrás, no tardo ni dos segundos cuando mi pene ya está entrando en su sexo ardiendo en fiebre, nuestros movimientos se escuchan como chapoteo y ella gime con locura doblándose a tocar el piso, mi dedo pulgar entra en su ano y estimula su esfínter hasta que ella suelta su orgasmo confundiéndose con el agua caliente de la regadera, unos movimientos mas y soy yo quien revienta sobre su trasero y mi semen resbala también por la lluvia caliente y nos deja sin rastro de nuestro acto, salvo por nuestras caras de satisfacción.
***
Bajamos al restaurante en esa mesa junto a la alberca y desayunamos algo reparador, veo que Areli no despega la mirada de un lugar especifico, volteo y veo a un hombre elegante con una camisa azul muy pálida, un pantalón de lino blanco y unas sandalias, su porte es de una hombre maduro, como de unos 40 años, sus lentes oscuros no revelan mas pero también ve a mi compañera que está en su traje de baño azul, es casi una modelo asiática con pechos enormes.
- ¿Te gusta verdad? – Le digo con un poco de celos.
- Me encanta… pero para que entre él y tú me destrocen por completo con su hombría- Susurra suavemente.
- Ve y pídeselo, total, ¿Qué ha de pasar? – Se lo digo en broma pero luego de un sorbo de su jugo de naranja, ella acude a aquella mesa y se sienta con él, después de unos minutos regresa con el rostro cubierto de una sonrisa pervertida.
- Ya quedó… dice que nos invita a conocer su pequeño yate- Sonriendo se sienta a mi lado por un momento mientras intento procesar lo que acaba de pasar.


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