La biblia de JDLRM 3ªParte: Odio
Tras la llegada de Guerra, sin saberlo, tanto ángeles como demonios y humanos, se han visto envueltos en una ira más allá de toda lógica. La influencia del oscuro jinete sobre toda forma de vida, ha hecho que lo que antaño fue una batalla por una meta, el control de la creación de Vida, ahora se esté convirtiendo progresivamente en una carnicería sin sentido cuyas víctimas se cuentan por millones de almas perdidas en la nada.
Cada bando estableció una base en el enorme campo de batalla al cual llamaron la gran cicatriz, una inmensa extensión de muerte y desolación sembrada de cadáveres que ha ocupado casi toda Europa.
Al oeste, las tierras corruptas de los demonios bajo la sombra de su capital, Mangun, un páramo muerto de fuego y destrucción, donde la tierra rezuma azufre y veneno, sembrado por las macabras construcciones de huesos y carne podrida de los demonios que allí habitan. Desde el cielo se puede avistar el ejército más grande que jamás ha visto la tierra.
Al extremo Este, la destrucción no es menor, el suelo agrietado desprende una luz sagrada sobre la que los ángeles posan sus pies bajo las alas de la corona de su imperio, Iliau. Mientras que Lucifer ha tentado a los humanos para transformarlos en demonios que ensanchen sus filas a lo largo de los siglos, Migel, el líder de los ángeles, trata de subyugar a los humanos de sus dominios despojándolos de toda voluntad para hacer de ellos una mano de obra pura y sin maldad que forjará las armaduras de su ejército de la luz.
Al norte, el jinete Guerra ha pactado con los líderes humanos un oscuro trato… poder a cambio de sangre. Guerra ha imbuido a la humanidad con un odio y una rabia muy por encima de la que pudiera sentir cualquier ángel o demonio e impera su alianza desde la ciudad humana de Gildes.
Cegados por la violencia, los humanos habían desarrollado arma capaces de exterminar a sus enemigos de las maneras más brutales que cualquier criatura habría imaginado, y por cada cabeza de ángel o demonio que la humanidad entregaba a Guerra, este le otorgaba a cambio un poder y un odio aún mayores.
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