Denunciar relato
Se acerco el instante en el que el silencio y el derrumbe se volvieron uno, se fusionaron como el sol tras el fondo del océano, ese que veíamos siempre, tras los restos de un beso apasionado.
Fue un instante, tan lento y tan fugaz a la vez, fue tan así, tan divino y tan demonio.
Locura inestable tras los rascacielos de New York, tras los trenes de Madrid, tras el revuelo constante entre tus pies delicados y la manta de seda, esa que recubría cada lunar que pintaba con un boli de esos, que robábamos en todos los hoteles.
Inestable luz tras el fondo de aquella habitación de hotel.
Que pase la tormenta, que pase esta inestable tormenta.
Que desaparezca la tormenta, si no, los cristales de aquella ventana, no pararan de llorar.
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