Infidelidad consentida, delicia concedida.

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Ya habían pasado meses desde la última reunión en la casa, aquella donde todos terminamos tirados de borrachos y la amiga de mi esposa nos dio un caliente show al mirarla teniendo relaciones con su novio en turno, la espiamos desde la puerta con las luces apagadas pero la ventana alumbraba sus siluetas desnudas y excitadas haciéndose gemir cual bestias, ver ese acto nos provoco un clímax visual que culmino en mi cama y un multiorgasmo de mi esposa.

Pues llego agosto y con él, las vacaciones de fin de curso donde mucha gente está descansando al menos unos días. Martha y Julia, las amigas más recientes de mi esposa, nos pidieron realizar una reunión con amigos para poder divertirnos y conocer a unos amigos que yo tengo, los cuales, siempre están disponibles para conocer chicas que quieran pasarla bien.

Invitamos a unos amigos allegados, casados y solteros que aun quedan, y mi esposa trajo a sus amigas a las que les dijo que habría chicos disponibles para conocerse sin compromiso. La fiesta se dio y entre tragos y pláticas, nos pusimos a bailar toda la noche, hicimos una fogata en el patio, ahí todos estábamos bailando como locos ebrios con descaro de sentirnos en confianza.

Llego un momento donde los amigos que estaban casados estaban besándose alejados de la fogata y mis amigos comenzaron a ligar a las amigas de mi esposa, que para eso habían ido a la casa, cuando ya eran casi las tres de la mañana, entre a la casa por una botella de whisky pero recordé tener una en mi habitación, subí las escaleras y entre por la botella cuando del baño escuche algunos gemidos.

Mi primera reacción fue de furia, era la voz de mi esposa y no podía imaginarla con otro hombre pero cuando vi que la otra voz era de mujer, regrese a la cama y respire hondo mientras mi frenesí aumentaba por el morbo de verlas, camine un poco suave y llegue a la puerta del baño, mi esposa estaba recargada de espalda en la pared con el vestido recorrido y el calzón en las rodillas, mientras Martha chupaba su sexo con locura provocándole gemidos que yo conocía muy bien y estaba por venirse, Martha se paro y la beso en la boca, le pidió que fueran a la cama y eso me asusto, camine hacia la puerta y Salí dejándola entre abierta.

Estaba espiando a mi propia esposa siendo succionada por Martha, ella retiro su calzón y la tenia completamente abierta de piernas, el corto vestido estaba como un cinturón a media cintura mientras Martha desnudaba su culo pequeño dejándolo solo en una tanga de hilo negro, pero cuando se retiro su blusa quedaron libres sus enormes pechos, mismos que rizaban el clítoris de mi esposa y la imagen me había dado una potente erección, mi respiración se agitaba viéndolas semi desnudas tocándose y dándose placer como dos perras de una película pornográfica.

- Te va a salir una perrilla. –Julia me susurro muy despacio en mi oído pero me asusto. –Quieres que eso se ponga mejor ¿Verdad?

La mire sorprendido mientras ella entraba a la habitación aflojándose la blusa y bajándose el short blanco que tenia puesto, en pocos segundos quedo solo en un calzón rosa de encaje negro, el cual, se quito con descaro mientras mi esposa la besaba en la boca, se monto sobre la cara de mi esposa y su boca quedo en si sexo chorreante junto a los labios de Martha, ambas chuparon su sexo pero julia le comento algo a Martha y esta me miro sonriendo y con mas frenesí chupaban su sexo y su ano dejándome ver cada cosa que hacían, viéndolas a las tres, dándose placer y frotándose con descaro ante mis ojos no pude evitar sacar mi verga que ya estaba muy dura y con liquido lubricante en el glande, para tocarme mirando aquella calientísima imagen.

Martha medio dos dedos en el ano de mi esposa mientras que julia introdujo cuatro en su vagina, moviendo los dedos rápidamente la hicieron gritar como una loca y sabia que ella estaba cerca de su orgasmo, lamieron  su clítoris hasta que ella se elevo con la cara retorcida en placer, se vino chorreando la cara de Martha y Julia lamia su sexo que escurría de fluidos mientras ella recuperaba sus fuerzas.

Martha se levanto y julia se puso sobre ella besándola en la boca y tapándose con una sabana, Martha camino hacia mí y se incó en el marco de la puerta, no había nada que decir, ella solo retiro mis manos y tomo mi pene metiéndoselo en la boca, lo chupo rápido metiéndoselo todo y escupiéndolo, lo masturbo y con sus enormes tetas lo estimulo hasta que no resistí mas y me vine en sus tetas mientras mordía mi brazo para que mi esposa no me escuchara, Martha se lamia el semen de sus tetas y limpio mi miembro completamente pero este no dejaba de estar erecto.

Me dolía tocarlo pero no dejaba de estar firme ante la imagen de mi esposa siendo chupada con maestría femenina, Martha se limpio mi semen con una toalla, fue hasta mi esposa, la beso, Julia le dijo algo al oído, mi esposa solo asintió con la cabeza mientras gemía victima de un nuevo clímax, camino hacia mí y salió de la habitación cerrando un poco.

Me llevo al fondo del pasillo donde estaba la ventana, ahí se puso de espalda parándome el culo mientras su cara veía hacia afuera, sus dedos se llenaron de su propia saliva, los introdujo en su ano, gimió unos segundos, después tomo mi verga llevándola hasta esfínter.

No dude en penetrarla de manera anal, tome su cabello para jalarlo y meterme hasta el fondo de su culo, la penetraba duro y fuerte, ella solo arañaba la ventana donde se miraban los demás chicos realizando una orgia en el patio, mis amigos estaban cogiendo a las amigas de mi esposa, una amiga casada de mi esposa intercambiaba pareja con un amigo mío que también acudió con su esposa, ver esa imagen desde la ventana nos hizo recorrer la cortina, vimos como nos miraron calientes, mientras Julia gritaba y arañaba el vidrio por las contracciones que me daba su ano que, tenía un orgasmo que le bajaba por las piernas empapándome los muslos.

No pude aguantar más y también me vine dentro de su ano bramando como un tosco salvaje mientras le abría las nalgas para aventarle mis últimos disparos de semen, finalmente mis fuerzas declinaron y le saque mi pene de su ano roto escurriendo de semen cuando volteamos hacia atrás.

Mi esposa y Marta estaban recargadas en la pared con las manos en su clítoris, ver a mi esposa me lleno de temor por verme con otra, pero recordé que julia le dijo algo al oído, concluí que fue exactamente esto.

Camine a mi esposa, la bese en la boca, tenia sabor de orgasmo, lo cual me volvió a poner frenético. Y me metí con ella a hacerle el amor una vez más.

Martha y Julia van siempre a la casa aunque no haya reunión y todos nos llevamos muy bien.

 


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