Otro viaje de trabajo (día 2)

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El amanecer nos encontró durmiendo, el cansancio y el cambio de horario nos cobraron la factura, la alarma del celular nos despertó, teníamos el tiempo exacto para prepararnos y salir a la oficina, no podíamos llegar tarde el primer día. Nos arreglamos, fuimos a desayunar, todo en medio de algunos besos y caricias divertidas, plática amena sobre el viaje y el trabajo que nos esperaba. Apenas a tiempo salimos del hotel hacia la oficina, a sugerencia de Andrés nos hospedamos en un hotel cerca y podíamos llegar caminando, una caminata de pocas cuadras pero que se hizo eterna por el frío del lugar, del cual no me había percatado hasta ese momento. El día en la oficina se fue rápidamente entre conocer a los integrantes del equipo un par de juntas para ponernos al corriente, luego la hora de la comida, algo de trabajo y ya era hora de salir. Andrés fue por mi a el cubículo que me habían asignado, nos concentramos en planear la tarde, que lugares podríamos visitar, pues compartimos el gusto de pasear y aprovechar al máximo estás oportunidades. Apenas lo ví y el deseo se despertó en mí, lo acallé enfocándome en los planes de paseo, no podía permitirme dejarme en volver por la locura por más excitante que fuera. El paseo fue ameno, conocimos la catedral, y la verdad el simple hecho de caminar por las calles de la ciudad con sus edificios viejos y llenos de historia era maravilloso, además la ternura y acostumbrada caballerosidad de Andrés lo hacían el acompañante perfecto. La cena fue en un restaurant que nos recomendaron, sin embargo el conocer la comida local no fue algo del todo reconfortante, era muy diferente a nuestros gustos. Regresamos al hotel y el cansancio acumulado, apartó cualquier deseo en mí y en Andrés, el decidió utilizar su cuarto y llevar sus cosas, nos despedimos con un largo y tierno beso. Me alisté a dormir, con mi pijama pues el frío seguía incómodandome. Me acosté poniéndome varias cobijas y el calentador a todo lo que daba, estaba cansada pero aún así el frió no me permitía dormir, daba vueltas y buscaba alguna buena opción para combatir el frió. Al final la única idea que no me parecía la más adecuada fue la única que rondaba mi cabeza y decidí utilizarla. Con una cobija encima fui al cuarto de Andrés, toqué la puerta con timidez, aún no estaba segura de lo que seguiría, no quería seguir ilusionándome con Andrés, pero no podía dejar de pensar en él. La puerta se abrió y él apareció, no estaba sorprendido, estaba a punto de ir a tu cuarto me dijo mientras me atraía hacia él y me besaba. El calor de su cuerpo rápidamente contrasto con el del mío y sentí que tocaba un ángel, la excitación me invadió, el tenía solo sus boxers, sin dudarlo tomé su pene que creció rápidamente en mis manos y comencé a lamerlo, y a chuparlo y creció aun más en mi boca, los gemidos de Andrés me indicaban que lo estaba disfrutando, yo también lo disfrutaba, sentía en mi interior el calor de la excitación, mi cuerpo comenzaba a clamar que deseaba ese miembro dentro de mi vagina, donde podría disfrutarlo de manera diferente y más satisfactoria. Me desnudé, y aprovechando que Andrés esta acostado me monté en él, la cálida humedad de mi interior recibió su miembro que se abría paso al fondo y no pude contener un gran gemido de placer. Lo cabalgué despacio disfrutando cada momento mientras él acariciaba mis pechos y de vez en vez chupaba mis pezones, el momento no podía ser más perfecto, a pesar de la gran excitación retardé la necesidad del orgasmo y fui construyendo poco a poco uno grande de esos que te dejan extasiada de una vez, cuando no podía aguantar más comencé movimientos más rápidos y deje que ese gran orgasmo me llenara completa, Andrés completamente conectado conmigo lo hizo más satisfactorio con los estertores de su eyaculación; su pene bombeando, inflándose dentro de mí hacían del orgasmo algo espectacular, extasiada, extenuada caí sobre su pecho y nos fundimos en un gran beso.
No pude evitar que el sueño me ganara sabiendo que esa semana ya era de las mejores de mi vida.


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