CORTOS RELATOS DE MI VIDA: DON RUFINO EL JARDINERO PARTE 2
Por el solitario.
Enviado el 03/10/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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4/9/1977.
No puedo creer lo que hice hoy, me siento tan sucia y a la vez tan satisfecha, no sé qué hacer creo que estoy perdiendo el control de mi misma, tengo que ver a un psicólogo antes que me vuelva loca por completo, me he dejado llevar por mis emociones, amo a mi esposo y a mis hijos, tengo de todo, pero por que no puedo controlar esto que siento, esto dentro de mí.
Hoy por fin Don Rufino terminó su trabajo que por cierto lo hizo bien, hoy era el último día que tenía que verle la cara a ese viejo feo y asqueroso, que solo busca un momento de distracción para verme las nalgas, mis pechos o mi panocha, fue el día más caluroso del mes, mi hijo y yo fuimos temprano al supermercado, al regresar me puse a hacer el almuerzo hice una limonada con hielo muy rica, pasado medio día el hombre me llamo y me dijo que había terminado, salí a ver y quede asombrada, eso era un jardín, no como lo encontramos al llegar, estaba entusiasmada y sin pensar invite al hombre a tomar un vaso de limonada, era tanta mi emoción que serví la limonada en la sala y no en la cocina como lo hago siempre con las personas de servicio, el hombre paso a la sala, estaba todo sudado y de la bolsa del pantalón saco un pañuelo grande de color rojo y se empezó a secar el sudor de su frente y el cuello, le dije a mi hijo que pasara la jarra de limonada a la sala, yo pase una bandeja con panes y servilletas en ella, la deje en la mesa del centro de la sala, le dije a mi hijo que fuera a la cocina a comer un pan, no me gusta que este escuchando cuando hablo con las visitas, empecé a hablar con don RUFINO sobre el jardín y de lo bonito que había quedado, pero cometí un gran error, me senté en el sillón grande, este sillón a diferencia de los otros era muy blando así que aquel que se sentaba en él quedaba en una posición donde debía recibir ayuda para ponerse de pie, no tome en cuenta eso y me senté, conforme la plática con don RUFINO se extendía vi que aquel tipejo había movido su sillón, de forma que quedo de frente a mí, entonces pensé, maldito asqueroso de seguro me está viendo toda la panocha, le pregunte si quería más limonada a lo que el accedió, trate de levantarme del sillón pero no pude, con mis 6 meses de embarazo que iba a poder, así que el hombre me dijo que no me preocupara que él se serviría y así lo hizo, se levantó y se sirvió limonada, de pronto sin más ni más el hombre me vio fijamente y dejo el vaso en la mesa, le pregunte si le pasaba algo pero no contesto y de un solo se lanzó a mis piernas, yo quede paralizada ante aquello, el hombre con fuerza me abrió las piernas y enterró su cabeza en medio de ellas, yo quería gritar pero no podía, tome al hombre por el pelo pero eso no funciono, aquel hombre estaba poseído, trataba de levantarme del sillón pero eso era imposible, le pedía que por favor parara pero el tipo no escuchaba, pasaron unos minutos y fui perdiendo las fuerzas lo que aprovecho el hombre, de pronto saco la cabeza de entre mis piernas, metió las manos sucias por debajo de mi vestido y me saco el calzoncito blanco de encaje que llevaba puesto, yo automáticamente cerré mis piernas pero el hombre puso sus manotas asquerosas en mis rodillas y abrió con fuerza otra vez mis piernas, volvió a meter su cabeza entre ellas, a todo esto yo quería gritar pero mi hijo estaba en la cocina y no quería que viera aquello, el viejo no dejaba de chuparme la vagina, sentía repulsión pero a la ves mucho placer, sentía su lengua tocando mi clítoris, el hombre sabía lo que le gustaba a una mujer, metió sus manos por debajo del blusón y agarro mis pechos, los apretaba duro, yo los tenía como dos melones llenos de leche, mientras el tipo chupaba mi vagina tome un almohadón pequeño y empecé a morderlo, gemía y le decía ya no, ya no más, por favor don RUFINO ya no siga, se me puede venir él bebe, ya no, por favor, ay, ay, ay, ya no, me mordía los dedos, me movía como si tuviera ataques, en la lucha perdí mis sandalias, entonces subí mis piernas y las puse en la espalda de don RUFINO y como quien da un masaje, empecé a sobarle la espalda al tipo con mis pies no sin antes agarrarlo del pelo y hundirle su cara en mi vulva, yo gemía, era algo que nunca había probado, sentía como los jugos salían a borbotones de mi vagina, casi a punto de llorar de éxtasis, esto éxito mucho al marrano asqueroso quien me jalo un poco más para afuera del sillón, esto sin dejar de chupar mis jugos, el primer orgasmo fue intenso, era como si un volcán estallara, era delicioso, me retorcía de placer ante las embestidas del miserable viejo hediondo a sudor, mientras el hombre me daba la chupada de mi vida también apretaba mis pechos por los cuales salía pequeños chorros de leche que se escurrían entre los dedos regordetes del viejo asqueroso y me mojaban toda, todo duro al menos 20 o 25 minutos, al fin don RUFINO saco la cabeza de entre mis piernas, yo estaba completamente exhausta por todo aquel ajetreo, se paró el tipo y se vio el pantalón manchado de semen de el mismo, el hombre se había venido igual o más que yo, al parecer a él ya no le quedaba más carga en su polla ya que si hubiera tenido mas no dudo en que me hubiera poseído allí mismo en el sillón. Finalmente después de un respiro me volvieron las fuerzas, le pedí ayuda al cerdo desgraciado y logre por fin ponerme de pie, con las piernas temblorosas camine hacia la cocina sin decir palabra, en la cocina tome mi bolso, saque unos billetes y regrese a la sala, le di los billetes a don RUFINO y lo acompañe a la puerta mientras caminaba a la puerta el viejo cerdo me tocaba las nalgas, manoseándome, le quitaba la mano pero el cerdo insistía, abrí la puerta y el viejo le dijo: bueno señora servida voy a venir otro día a ver cómo está el jardín, yo no le conteste, solo le di un tortazo en la cara y le cerré la puerta, después me metí al baño y mientras me bañaba empecé a llorar amargamente. Por cierto don RUFINO llegaba a tocar a la casa de vez en cuando pero nunca más le volví a abrir la puerta, mi hijo me preguntaba quien toca, y yo le decía son vendedores y no tengo tiempo de hablar con ellos.
(CONTINUARA)…
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