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De pronto estaba allí, con sus alas medio rotas mas no muerta, Solo herida por los pesados años.
Su espíritu firme la mantuvo viva, con ganas de nuevo emprender su vuelo.
La tome, le brinde seguridad, confianza y un toque de amor;
la tuve, la observé y pude ver como sus alas empezaron a tomar fuerza, a curarse de las heridas para extenderse
Majestuosamente, para emprender de nuevo su vuelo.
¡ ya era tarde me había enamorado de su hermoso y espléndido plumaje!
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