El concurso

Le llamaron de la radio, otro de sus cuentos de terror fue seleccionado para competir en la final semanal.
Su ego quedó herido después de la última valoración de uno de los miembros del jurado.

Empezó la grabación del programa. Esperó paciente a que llegara su turno y se sintió preparado.
El presentador le saludó con humor, aludiendo a la dureza de su última eliminación.
Contestó con ironía y una confianza excesiva, como si supiera lo que iba a suceder.
Siguió hablando muy lentamente.

Al escuchar sus palabras, percibieron en el estudio una especie de desasosiego e inquietud inexplicables.
Las luces empezaron a parpadear y un calor insoportable envolvió el ambiente.
Se comportaban como marionetas al son de la voz del concursante.
Los auriculares del presentador y de los tres jueces se quedaron pegados a sus cabezas. Sus oídos sangraban.

Se miraron asustados. Gritaban sin parar.
Temblaron de terror al ver como los rasgos de su piel se arrugaban.
El cristal reflejó sus fugaces envejecimientos. Estaban contemplando su propia muerte.

Antes de que el pánico les consumiera; pronunció sus nombres y les hizo despertar.
Se sintieron como si nada hubiera sucedido pero, esta vez, su cuento fue el mejor valorado.