Soñaba con mi Harley Davidson, con mi coche nuevo, con mi trabajo decente. Pero ya hace tiempo que no sueño, quizás sea porque duermo más tranquilo de lo que solía hacerlo, o porque cuando llego a mi casa lo hago tan cansado que no tengo ganas ni de soñar. Eso de levantarse a las 6 de la mañana nunca estuvo hecho para mí.
Duermo en un colchón en el suelo, justo en frente de mi balcón de metro y medio, así parece que corre mejor el viento y puedo esquivar furtivamente este calor de la costa mediterránea, con los huesos molidos me acuesto después de una intensa jornada de trabajo en la fábrica y litro y medio de cerveza me ayuda a conciliar el sueño. A estas alturas ya no me preocupan demasiadas cosas. Ciertamente la sencillez de esta vida te atrapa, y sin poder negarlo, siento miedo de ser el conformista que firme un contrato indefinido por este estilo de vida, sobre todo estando destinado a cosas "más grandes" pero al fin y al cabo ¿cómo no iba a ser feliz? Estando exento de preocupaciones, teniendo un plato en la mesa y una cama donde aparcar mis huesos cada noche.
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