EL OJO INDISCRETO
Por Adelina Gimeno Navarro
Enviado el 07/10/2016, clasificado en Intriga / suspense
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EL OJO INDISCRETO
La noche se cerraba con aquella tormenta que se avecinaba a pasos agigantados, Angel detuvo el vehículo asustado, el rayo había caído muy cerca de allí y por consecuencia el trueno sonaba un minuto después haciendo que encogido en su asiento, se tapase los oídos.
Bajó del coche y sin importarle el aguacero que caía, se cubrió con la chaqueta, encaminándose hasta la casa más cercana que estaba a la entrada del pueblo.
Golpeando repetidamente la puerta llamaba esperando que alguien le abriese, pues observo que todas las ventanas estaban completamente cerradas, pero lo achaco a la tormenta...
¿Puedo entrar? Preguntó a los ojos que se veían por aquella abertura.
Estoy empapado, sera un momento hasta que amaine el aguacero.
Mientras hablaba, la puerta se abría despacio y dejaba verse a una joven que hasta que él no se despojó del improvisado paraguas, no le dejó ver lo hermosa que era...
Le dio las gracias por su hospitalidad mientras continuaba hablando sobre la meteorología, la miró un par de veces con disimulo pensando que era demasiado bonita para vivir sola. Pero no preguntó más, la muchacha le dijo que se sentase, que tendría que pasar la noche allí, que aquella tormenta no cesaría y lo peligroso que sería que se marchase con aquel tiempo.
Angel aceptó gustoso, no le desagradaba la idea, quedándose allí indagaría sobre la chica y sabría más, de ella, hasta se le iluminaron los ojos al pensar que podría tener una aventura...
Ana, que a si le dijo ella que se llamaba ofreciéndole una taza de buen café caliente para el frío, se sentó con él en la mesa comenzando así a presentarse y a explicarle el porque vivía sola y tan alejada del pueblo. Angel mostró su extrañeza cuando la escuchaba, pues poco antes había oído un ruido que venia de la parte de arriba y así se lo hacia saber.
¿Entonces lo que escuche? Señalo con el dedo el techo...
Seguro que es el gato haciendo de las suyas...
Sus palabras no sonaron del todo ciertas para Angel, que sonrió, diciendo...
- me gustan los gatos...
Poco después las risas ya eran al unisono y Ana se iba acercándose a él como insinuante, se sentó encima de sus piernas, y acariciándole la nuca le tapaba toda la visibilidad, fue entonces cuando Angel percibió la sensación de que alguien entro en la habitación que estaba a su espalda...
Mientras sus frases se cruzaban... Cada uno dijo...
¡Hay alguien aquí!
Estamos solos, relajate Angel.
Ana trato de tranquilizar a Angel que pretendía darse la vuelta inseguro de que lo que ella le aseguraba era incierto, con gran destreza le sujetaba la cabeza mientras lo besaba apasionadamente, levantando la miraba y fijándola en aquel agujero disimulado que había en la pared...
Fueron unos momentos apasionados, Angel disfruto de aquella aventura tanto, que no se daba cuenta de que los jadeos que se escuchaban, no eran los de Ana, que eran de quién se encontraba a la otra parte de la pared, observando y pudiera ser que excitado por lo que estaba viendo.
Pasados unos días y con un sol abrasador volvieron a llamar a la puerta...
Buenos días Ana
Buenos sean agente
¿Qué le trae por aquí?
Preguntaros otra vez si habéis visto a un joven que ha desaparecido
Cada vez que desaparece alguien que su vehículo aparece en la carretera me hacen venir a preguntaros...
¿Os acordáis de aquella joven?
También fue después de una tormenta y aún no ha aparecido
Bueno yo cumplo con las ordenes, ya se que vosotros, ni tú, ni Eduard sabéis nada, son ganas de marearos...
Lo anoto en el informe, estar tranquilos...
Espero no tener que volver a molestaros...
Para nosotros no es molestia agente, vuelva cuando lo desee...
Ana cerró la puerta al despedir al policía y se adentro en el salón, se sentó al lado de Eduard y le dijo...
Cariño puedes mirar en Internet cuando habrá de nuevo tormenta
¡¡me aburro!!
Pero espero que ésta vez sea mujer, a mi también me gusta mirar...
©Adelina GN
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