Inocente y primitiva

La conoció inocente y primitiva, pura y llena de vida ¿Cómo no enamorarse de ella? Desbordante de virtudes, con grandes dotes, todo aquello al alcance de la mano. Por su condición virgen gozaba de absoluta maleabilidad, capaz de ser forjada a voluntad. Incapaz de defenderse ante tal poder y al sentirse obnubilada por la majestuosidad de su conquistador, ingenuamente cayó rendida a sus pies.

Los años pasaron y la venda fue aflojando su atadura, permitiéndole entre ver la realidad. Descubrió los abusos, las violaciones y las atrocidades a las que había sido sometida en nombre del amor divino. El dolor y la tristeza en su corazón la llevaron a rebelarse, a luchar por su libertad. Seguramente que un poco tarde, porque el terreno cedido y las derrotas sufridas ya eran muchas. Débil y flaqueante continuó sin rendirse por muchos años, viendo correr su propia sangre.

Ya lejano aquel 12 de octubre, podemos ver el fruto de la lucha, asomando una firme identidad de pueblo soberano. La patria grande hoy está de pie y sin vendas. Salud América.