EL RELATO

Miro el reloj de su pantalla, estaba amaneciendo, aquellas eran las horas en las que a Philip le gustaba escribir, pero aquella noche no estaba inspirado y la editorial le pedia un final sorprendente para el relato que estaba escribiendo. Movio su cuello haciendo sonar sus cervicales, el cansancio había hecho mella en él, pero de pronto en ese instante su mente se ilumino...
Mhartina hija ¿llevo muchas horas durmiendo?-No papá, terminas de dar una cabezada. Pues me duele el cuello, veras he tenido un sueño. dijo.
¿Y? decia la hija. Nada de particular, unos hombres altos y transparentes me daban un masaje en el cuello. ¿Dime y te duele ahora? Al negar de izquierda a derecha diciendo que no, su cabeza salio despedida a los pies de su hija.

©Adelina GN