como tu sofa ninguno

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Salgo de casa a caminar, como de costumbre, es una praxis que me ayuda a aclarar, imaginar e incluso a crear. Me paro bajo un pequeño árbol desconocido para mis ojos, mientras inhalo aire, veo un sofá de tres piezas tirado junto a un contenedor de residuos (vamos en la basura), también hay un par de guantes sucios usados. Prosigo a paso lento, reinando sobre el sofá de tres piezas (que por cierto se compone de un sofá para tres y dos sillones). Me pregunto quién ha tenido la idea de tirar una cosa tan íntima, como un sofá. ¿Es una persona femenina? ¿Masculina? ¿Ha sido, idea de una persona o más de una? De ser así, ha sido una decisión pactada, consensuada o ¿fue simplemente, una decisión espontanea? O sea, “me levanto por la mañana y tiro el sofá de mi casa sin pensar (que despropósito ¿no?).

Una vez, yo mismo tire mi sofá, en este caso era un sofá de una pieza. Dos días después de haberlo tirado, no sabía porque me había deshecho de una reliquia tan útil e histórica como un sofá. En su momento hice un ejercicio de autocrítica profunda, sobre el hecho en cuestión, y llegue a la conclusión, después de mirar, desde todos los puntos de vista posibles, Que fue un acto de inconsciencia absoluta (es como si, aquel día que tire el sofá, me hubieran anulado la memoria). En su día, me sentí estúpido, apático ¿Cómo es posible que hiciera tal hecho? Sin pensar antes, todos los momentos que me había ofrecido; momentos de alegrías, conversaciones, discusiones, fornicaciones, resaca, etcétera, etc…. Si, los sofás hablasen, no cabe ninguna duda que, todo sería más transparente (no tiene nadie en el mundo más información que los sofás).

Llego al pino grande, miro hacia arriba y justo cuando mi mirada llega a lo más alto, se me ocurre que, debería existir un cementerio de sofás, donde cada uno pueda enterrar su sofá y por, consiguiente poder visitar a tu sofá y así recordar, hacer memoria de épocas, etapas y situaciones vividas.

Si, esto fuera así, seria fabuloso levantarte por la mañanita, desayunar y, a continuación enfundarte las gafas de sol y visitar a tu sofá y escribir una anécdota y depositarla junto a tu histórico, inigualable sofá; en vez de flores, manuscritos de acontecimientos, ya vividos.

Después de la caminata, llego a casa y, me siento en mi sofá actual y hago una reflexión sobre la poca comprensión del ser humano. – no entiendo cómo se puede querer a un ser humano que te maltrata, sea física o psíquica, da igual, más que a tu propio sofá, que lo único que hace es acobijarte en momentos delicados. A veces pienso, que la especie humana, es una espacie errónea, equivocada, masoquista que le cuesta ver, comprender, valorar con claridad las cosas cotidianas- “viva los sofás” si fuera por mí, creaba un paso de semana santa llamado “SANTO SOFAS”.


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