¿Culpable o no?

            “Una sombra maléfica cubre de miseria al pueblo de donde vengo. -Reprimiendo las ganas de llorar, continua con voz bien clara manteniendo su entereza.- Se ufana del poder devastador que ocasiona día a día en cada uno de nosotros. No habla, no siente, solo observa plácidamente el dolor transformador que va generando a su paso.

            Con desesperación, ya no distinguimos el bien del mal, ya no existe armonía entre la mente y el cuerpo; morimos lentamente en amarga soledad.

          Hoy, delante de ustedes que me juzgan; les digo que por él he llorado, he gritado, he peleado, no duermo... ¡He robado!. Me acompaña un sentimiento de impotencia que no me deja vivir.

          Sin embargo, aún estoy de pie, con el cuerpo desgastado y el crujir que inclemente me golpea. Llena de esperanza sin dejar de ser realista de la terrible suerte que nos aqueja”.

         Todos observan con asombro a aquella joven de aspecto cadavérico, al extremo que su piel casi transparente sirve de forro al esqueleto frágil que apenas la sostiene.

           El juez de manera inquisidora,  pregunta a su vez en un tono reflexivo.

         -Dígame jovencita, ¿Quién es esa sombra monstruosa que ha devastado a su pueblo? Y que según entiendo en su argumento; es el verdadero culpable del delito que se le acusa.

          Desvaneciéndose apenas alcanza a pronunciar.

         -¡Hambre!...