Registras las emociones del que viene con la voluntad de estar entre consejos despiertos, que nos consuelan. Hemos de ser con criterio. Te miramos. Has sido, eres, maestro, y, por ende, faro y guía.
Improvisemos desde la esperanza, que nos ha de motivar. Estás ahí: siempre te has hallado a nuestro lado, y ahí seguirás como llama de confianza en el porvenir, en el que nos acompañarás a tu manera. Nos hemos de destacar el mejor papel, el de la memoria, que será colectiva y cierta.
Nos apropiaremos de las diversiones de otros instantes, que han de convivir con la prestación de una inercia única. Has sido testigo y testimonio del proceder excepcional, con las contradicciones que todos tenemos. Por eso, sin duda, te ha hecho más de los nuestros.
Repones aún, con tus ecos, la ilusión con la que llegamos al oficio, que lo legas un poco mejor que lo hallaste. No te faltó honor y ganas para salir adelante, incluso cuando todo se tornaba complejo. Has sido vida, y, como tal, modelo. Desde el frontispicio de bellas y románticas acciones has demostrado que creer es poder. Gracias por el honor de ser parte de tu camino.
Juan Tomás Frutos.
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