DESTINO INESPERADO

Después de aquellos días de vacaciones, el avión los traía de vuelta a casa... 

Julio desabrochaba el cinturón de seguridad al tiempo que estaban en lo más alto, su respirar era agitado, siempre le habían dado miedo los aviones, por aquello de los accidentes aéreos, a Irene aquello le hacía sonreír, no entendía como a su marido podía darle miedo volar, sí donde está el cuerpo, dicen que está el peligro, siempre que viajaban le argumentaba entre risas la misma frase. Aquel vuelo de regreso sería diferente por completo al de ida, cuando partieron, tenían todas las ilusiones puestas en que aquellos días de relax para fuesen extraordinarios. Y acertaron, pues conocieron aquella ciudad y cada uno de sus maravillosos rincones, se amaron, por supuesto que lo hicieron, sus corazones hacía tiempo que estaban fusionados en uno solo, su amor era inmenso y jamás se separaban. Ahora por expreso deseo del destino era diferente, Julio miró a su derecha viendo el asiento vacío, Irene no lo ocupaba, llevándose las manos a la cara ocultaba con ellas su tristeza. El equipaje de mano estaba en su lugar, era obvio, por aquel detalle que ella viajaba con él en aquel avión...
Y en realidad no muy lejos de allí se encontraba pero, no a su lado, si no en la bodega de carga del avión, en un féretro de cinc herméticamente sellado... Una enfermedad tropical la había apartado de su lado para siempre, él ya nunca más temería a las alturas, entendía ahora que dónde está el cuerpo... está el peligro...
©Adelina GN