Aquel aspecto desolador me hacía retroceder en el camino de vuelta a mi ciudad... Nunca pensé cuando me alejaba del frente encontrar tanta miseria y muerte en aquella España todavía dividida. Cuando nos gritaron que la guerra había terminado mi único anhelo era regresar al lado de los míos. No tenía ninguna certeza de que estuviesen vivos, las noticias que unos meses antes había recibido no eran del todo alentadoras, pues quién me escribió fue Lola, la mujer que de no haber estallado la guerra civil, sería ahora mi esposa. Ella fue la que me dijo que mis padres habían enfermado, tal vez ya habrían muerto, pues solo aquella triste carta de amor que poseo de la mujer a la que continuo amando me acompaña. Camine cabizbajo, con la mirada fundida en el barrizal, imaginar que mis hermanos también estaban muertos no me resultaba fácil, pues yo mismo podría haber matado a uno de ellos en aquellos cuerpo a cuerpo de las dos Españas. Incluso Lola que me prometió amor eterno hasta que volviese, podría haber cambiado de pensar y no haber aguantado aquellos tres años de muerte y destrucción. Una gran cobardía se apoderó en aquel momento de mi mente, y mi orgullo varonil me atormentaba cuando pensaba que mi chica podía encontrarse en los brazos de otro hombre o que por las circunstancias podría haber tenido un hijo que no fuese mío. Continué andando, los lugareños hambrientos se acercaban sin miramiento, jalaban de mi ropa maltrecha, pidiéndome un chusco de pan para poder llevarse algo a la boca y estar fuertes para enterrar a sus muertos y continuar con sus vidas ¿pero qué era aquello? ¡No podía volver! me dije, tuve miedo de encontrarme con un infierno como el que veía mientras regresaba del frente. Ni el amor que sentía por Lola me harían regresar, ya había sufrido mucho para que mi vuelta ahora también me trajese sufrimiento y dolor, ausencias y desamores sería lo que me recibiría, no tenía ni la menor duda viendo lo que estaba viendo. Salí corriendo de aquella encrucijada que el destino me había puesto en el camino y después de tanto andar llegue junto con otros hombres que huían del horror que provocaba ver aquellas ciudades, a una con puerto, donde nos embarcamos a la aventura, donde las aguas de aquel mar Mediterráneo nos llevase. Así fue como llegue al nuevo mundo, me esperaba para renacer, seguro que allí encontraría un nuevo hogar, nuevos amigos y se suponía que un nuevo amor. Y así fue, todo fue nuevo, todo a estrenar, En conjunto todo salió redondo, procure que mi nueva vida me diese estabilidad encontrando un trabajo digno, nuevas personas que se brindaron a ser mis amigos, otros sin duda no lo serían nunca. Cuando tuve el dinero suficiente busque el amor, con plata se puede descubrir rápido y entonces me case, ahora somos felices, tenemos dos hijos los cuales ya nos han dado, cuatro nietos que nos alegran la vida, atrás quedaron las penas, la miseria y tu amor, del que mi querida Lola nunca me he olvidado. Por eso escribo este documento, quiero que lo recibas antes de que sea demasiado tarde para uno de los dos y espero el tuyo de vuelta, porque pienso que pude ser más valiente, que por no enfrentarme a la verdad que me esperaba, la busque en una nueva vida, la que tuve la inmensa suerte de encontrar pero, solo. ¡Qué sepas! Querida Lola, que te sigo queriendo, que aún recuerdo tú último beso, ese que sello mi vida sin ti.
©Adelina GN
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