Juan había quedado de verse con Andrea, a la que no veía hacía dos meses y veintiocho días, desde la primera y única vez cuando se conocieron mientras bebían un café.
-…dale, nos vemos en una próxima ocasión -esa había sido la despedida de Andrea.
-Listo, así quedamos -concluyó Juan mientras se daban un beso en la mejilla de despedida.
Ya habían transcurrido casi tres meses. Era un lunes mientras él aguardaba la llamada de ella para encontrarse en el parque y de ahí elegir el lugar. De repente sonó el teléfono:
-Juan, con Andrea, mira lo que pasa es que no voy a poder…
En ese momento él dejó de escuchar y su mente comenzó a crear una película. “Claro, ahí está pintada. Tenía que esperar hasta el último momento para decirme que no podía, eso mínimo es que no quiere verme o está con alguien más y no me quiere decir. ¡Ah! yo para qué me puse de buena gente a llamarla…, lo mejor es no volverla a invitar ya si ella quiere que me llame…”
-…¡Aló, aló! Juan, te estoy hablando. ¿Si me escuchas?
-Aló ¡ay si!, disculpa, estaba elevado, -le respondía mientras ambos reían del eleve.
-…Ve, te dije que no puedo a las 2pm, como habíamos quedado. Pero si a las 5pm. ¿Te parece?
-Claro Andre, de una. Así quedamos.
Sebastián Rico
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