Juan Bimba ya no es el mismo.

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Érase una vez, Juan Bimba, tonto que vivía de la promesas electorales de candidatos democráticamente “burgueses” que en sus bocas mencionan al pueblo solo para conseguir votos que beneficiaran exclusivamente a la república del este de las élites pudientes.

 

Juan Bimba, era analfabeta, desempleado, con una mujer preñada y cuatro carajitos; de los cuales solo dos podian asistir a la escuela pues, los otros debían ayudar para conseguir el sustento familiar.

 

Un día en la capital del país, -Juan escuchaba atento la radio- el pueblo había bajado de los cerros al centro de la ciudad saqueando comercios en busca de comida y artefactos de cualquier índole, esto ocurría luego que el presidente informara a país sobre la aplicación de medidas que mas que beneficiar perjudicaban la estabilidad económica de los pobres, tales medidas incluían, despidos masivos, aumento de precio de productos alimenticios, disminución de sueldos, aumentos de la gasolina y demás servicios públicos. En fin medidas que colmaron la coronilla del pueblo que anda a pie.

 

Juan no comprendía lo que pasaba, creía que la gente se había vuelto loca por armar tanto alboroto. Claro como vivía en el campo lejos de la ciudad, se acostumbro a la miseria y engaño de los gobernantes.

-Caramba mujer, ¿Escuchaste lo que dijo la radio? ¡La gente se volvió loca. Bendito sea Dios, ojala lo agarre confesao!- le decía a su mujer.

 

En fin; las principales ciudades del país se llenaron de sangre, de presos, de comercios saqueados, de policías y militares masacrando al pueblo y pare de contar. La noticia de la revuelta popular traspaso las fronteras, mostrando a un pueblo cansado de tantos abusos.

 

Con el tiempo, el presidente fue destituido, enjuiciado y sentenciado a dos años de prisión en su palacio del este (claro solo los pobres van a la cárcel); mientras otro llegó al poder con las mismas mentiras, lo que propicio otros alzamientos esta vez de orden popular-militar que mostraba nuevamente al pueblo obstinado de tanta miseria y de la ley del embudo es decir, los angosto para el pendejo y lo ancho para los ricos.

Hasta que por fin con una masiva votación popular llega a la presidencia un hombre de origen popular, con una nueva cara que les enseño que la educación es primordial para no ser estafados, que las leyes que tenia solo beneficiaban a los poderosos, que el pueblo unido es la punta de lanza para progresar, que como soberano no debemos permitir la injerencia de países extranjeros en los problemas nacionales y que los recursos son nuestros y no de las transnacionales imperiales, logro que los aborígenes tuvieran voz en los asuntos políticos, culturales y sociales en beneficio de sus etnias como derechos ancestrales.

Juan Bimba quedo sorprendido por todas las cosas que le habían negado es decir: educación, ser el dueño de sus tierras y no del terrateniente que lo explotaba por míseras monedas, a la salud. Al fin pudo obtener la titularidad de su tierra, le aprobaron un crédito para sembrar y vender sus productos.

-¡Viste mujer! Soy el único dueño de mi tierra, nuestros hijos todos asisten a la escuela y hasta yo mismo estoy estudiando.

Su mujer le responde- cierto viejo, ahora conocemos nuestros deberes y derechos.

Pero como nada es eterno. Los politiqueros de siempre han y siguen intentando destruir todo lo logrado para el pueblo, intentando borrar de un plumazo a la plebe y así recuperar la silla presidencial para robar lo que no han podido percibir en tanto tiempo; incluso traicionan la patria buscando en fuerzas extranjeras invadan y masacren a pueblo para beneficio propio.

Pero a pesar de eso el pueblo es sabio, ha madurado a pesar de las diferencias, a pesar de aciertos y equivocaciones, sabe que el mejor camino es el dialogo. No volverá a caer en la manipulación; no volverá a teñir las calles de rojo para mostrar a través de medios imperiales una verdad tergiversada. Pues son tan cobardes que siembran odio entre el pueblo fomentando marchas para hacerlos caminar como borregos al matadero, donde seudo-lideres nunca van a las misma, solo se esconden en sus puestos estratégicos esperando resultados de muerte y así poder posar con su mejor traje de diseñador, solo para justificar ante las cámaras de televisión sus acciones criminales sin mostrar arrepentimiento.

 Juan Bimba ya no es el mismo, ha aprendido que tiene derecho a una casa digna, que tiene derecho a un trabajo con todos los beneficios establecidos en las leyes, que trabajar mancomunadamente es una vía al progreso colectivo, que debe dar valor a nuestras raíces nacionales y por ende a los héroes de la patria, no a los superhéroes creados para ser sumisos ante una nación que solo busca esclavizarlos de nuevo.

 Juan Bimba ahora tiene otra visión, ya no será el tonto de los burgueses ni mucho menos caerá en sus engaños.

Luego de finalizada la jornada de trabajo, Juan toma un descanso en su hamaca, disfruta de un buen cafe, lee la prensa y comenta -¡Al fin he despertado mujer! Lo malo es que siempre habrá manos de un lado y del otro que pongan el sancocho morado, siempre habrá malintencionados que pesquen en río revuelto.

-Su mujer, sorprendida de la reflexión de su marido le dice orgullosa. – Así es Juan, te veo y realmente has cambiado, no eres el mismo Juan que conocí, has salido de la oscuridad.

 

 

 


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